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CANDIDATURA PRESIDENCIAL

Díaz pide ser la primera presidenta ante una «democracia en riesgo»

La líder de Sumar se lanzó formalmente en su carrera para la Moncloa y alertó contra «el partido del odio» y «los del no a todo». Aboga por una reducción de la jornada laboral y más justicia fiscal. Representantes de Podemos Navarra y Elkarrekin Podemos de la CAV estuvieron presentes, pero nadie de la Ejecutiva estatal morada.

(Thomas COEX | AFP)

Fueron nueve lunas las que hubo que esperar para escuchar la decisión. Nueve meses tras la presentación de Sumar, Yolanda Díaz confirmó lo que ya todos daban por hecho: será candidata a la Presidencia del Gobierno español por una confluencia a la izquierda del PSOE. Lo que resta aclarar ahora es si será también a la derecha de Podemos.

El acto masivo en Chamartín escenificó no solo que comienza el camino de Díaz para conquistar la Moncloa, sino que la relación con quienes fueron los aliados clave para llevarla hasta aquí, Podemos, sigue en conflicto.

En el Polideportivo Magariños, curiosamente donde jugaba al baloncesto en el Estudiantes Pedro Sánchez cuando era joven, Díaz hico pública su decisión de ser «la primera presidenta del Gobierno» para «ensanchar» una democracia que ve «en riesgo» por el avance de la ultraderecha.

ARROPADA POR ALIADOS Y PARTE DEL PODEMOS VASCO

Con tanto debate previo sobre quién iría o no al acto, las presencias fueron una noticia en sí misma. Y también con quién elegió entrar la vicepresidenta a la pista del polideportivo, recubierta toda con una alfombra color rosa y con una gran pancarta detrás del escenario en donde estaba el lema “Empieza todo”.

Díaz llegó, entre aplausos, secundada por la alcaldesa de Barcelona y candidata a la reelección, Ada Colau, y por la líder de la oposición madrileña y candidata a presidenta regional, Mónica García. Cuando subió al escenario lo hizo de la mano con una de las ponentes que hablarían antes que ella, la activista trans Carla Antonelli, quien abandonó el PSOE en disidencia por la oposición del sector de Carmen Calvo a la nueva «ley trans».

En primera fila, la candidata a la Presidencia del gobierno de Nafarroa por Contigo Navarra, Begoña Alfaro (Podemos); el consejero de Justicia navarro, Eduardo Santos; el exsecretario general de Elkarrekin Podemos en la CAV Lander Martínez, y el diputado por Araba de la alianza Elkarrekin-Berdeak, Juan Lopez de Uralde. También estaban el coordinador general de IU, Alberto Garzón; el alcalde de València, Joan Ribó; y el diputado Iñigo Errejón (Más País). Detrás del escenario, el diputado de Podemos por Madrid, Txema Guijarro, distanciado de la Ejecutiva estatal.

Aunque algunos por ambos bandos esperaban una sorpresa de última hora, no hubo nadie de la Ejecutiva central de Podemos, enquistada por la falta de compromiso de Sumar para unas primarias abiertas. Fuentes del entorno de Díaz dejaron trascender a los medios que la vicepresidenta estaba «muy contenta» y que esto no define una ruptura, que aquí «no se acaba nada». De hecho, a un mensaje de la candidata presidencial de Extremadura por Podemos, Irene de Miguel, en el que por Twitter le deseaba suerte y decía esperar que el futuro político las encuentre «juntas», Díaz respondió: «Estoy convencida». Sin embargo, en su discurso no mencionó ni a Podemos ni a su militancia, incluso cuando dijo «saber bien» cuál es su origen político.

«LA POLÍTICA DE VERDAD, LA ÚTIL»

La vicepresidenta comenzó reivindicando la sociología de la capital. «Aquí llegamos a Madrid, que no es la ciudad que nos quieren hacer ver, no es ese Madrid rancio», dijo, y con ello despertó los primeros aplausos de los 3.000 presentes -otros 2.000 se quedaron sin poder entrar, según Sumar-.

«Hoy quiero presentar otra forma de hacer política, una en la que quepamos todo», señaló, y recordó que cuando lanzó Sumar prometió «escuchar», una palabra que a su entender «cambia todo». Acto seguido, agradeció a los 35 coordinadores de área encargados de elaborar un programa de gobierno que prometió hacer público en los próximos días para que la gente pueda «debatirlo y enmendarlo y hacerlo suyo».

Tras ello mencionó los que considera logros de su gestión, como impulsar la subida del SMI, los derechos de las trabajadoras de la limpieza y la reforma laboral, a la que dedicó un párrafo que encapsulaba una crítica a los soberanistas que no la apoyaron: «Política útil no es votar en contra de una reforma laboral que permite que hoy tengamos 14 millones de trabajadores indefinidos, eso es por puro politiqueo, eso no es política de la grande». Al rato, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, le respondió por Twitter recordando los puntos flojos de esa reforma y acusándola de «apuñalar a quienes la ayudaron» a llegar donde está.

«A Sumar le toca ensanchar la democracia, que está en riesgo por ese partido del odio que tiene nombres diferentes en España, Italia, Estados Unidos o Brasil, pero que tienen como objetivo acabar con la democracia», recalcó, Y también hubo dardos al PP: opinó que el neoliberalismo «ha fracasado intelectualmente», pero que es fuerte «en términos políticos», por lo que toca derrotarlo. Y subrayó que en el Estado español ese pensamiento tiene un claro representante, que es el PP.

Díaz criticó las ganancias extraordinarias de las grandes empresas y aseguró que su partido buscará discutir la jornada laboral de 40 horas, «que sigue siendo la misma que hace un siglo», y dijo que es necesario también «hablar de todo, incluido el ocio, trabajar menos para vivir mejor».

«Quise escuchar y lo he hecho, os sentí cerca, sentí la esperanza. Me tomé mi tiempo, creo que dudar es importante para tomar decisiones. Hoy creo que puedo ser útil para nuestro país y voy a dar un paso adelante. Humildemente, quiero convertirme en la primera presidenta de nuestro país», concluyó en medio de una granovación en pie.

Tras repartir abrazos, Díaz se fue y dejó asentada la primera candidatura formal a la Moncloa en la carrera que acaba a fin de año.