Dabid LAZKANOITURBURU

Contraofensiva: distracción o impotencia

Meses vamos oyendo la anunciada contraofensiva ucraniana, que seguiría a la que en setiembre obligó a recular a los rusos en Jerson, Jarkiv y Donbass (más meses llevamos esperando a que la Wagner controle totalmente Bajmut).

Y hete ahí que una portavoz de Kiev asegura ahora que la contraofensiva ya habría comenzado, precisamente en Bajmut y en otros frentes de Donetsk.

Tratar de colar lo que no es sino pura resistencia, numantina o táctica -ese es hoy el debate- como una contraofensiva solo puede responder a dos hipótesis. O asistimos a una maniobra de distracción con la que Kiev trata de ocultar sus objetivos y plazos -más tras las filtraciones del Pentágono, que fechaban a finales de abril su inicio, para cortar con un avance por Jerson y Zaporiyia la conexión terrestre Crimea-Donbass-. O estamos ante la prueba de la incapacidad, en armas ¿y quizás en efectivos humanos?, de Ucrania para una ofensiva con posibilidades reales de éxito.

La insistencia ucraniana en pedir aviones y misiles de largo alcance sugiere lo segundo. Y las dudas de Occidente ante sus exigencias evidencian su dilema de principio. Quiere que Ucrania gane, pero tiembla ante la perspectiva de que Rusia piense que pueda perder. Vamos, que ni Shakespeare...