Ramón SOLA
BERGARA

Harrera avanza en su labor asistencial con nuevas misiones y nueva presidenta

Harrera Elkartea celebró ayer su asamblea anual con relevo en la presidencia (Eba Ferreira toma el testigo de Sebas Barinagarrementeria) y nuevas misiones ya en marcha (ayuda a personas presas en tercer grado o segundo con salidas…). Son ya once años de labor callada y autónoma.

En el centro, el presidente saliente, Sebas Barinagarrementeria, y la entrante, Eba Ferreira.
En el centro, el presidente saliente, Sebas Barinagarrementeria, y la entrante, Eba Ferreira. (Jon URBE | FOKU)

Harrera Elkartea cumplió en 2022 una decena de años y afronta una segunda década con fuerzas renovadas. De ello dan prueba dos noticias en la asamblea general celebrada ayer en Bergara. Por un lado, el relevo en la presidencia de la asociación, donde Sebas Barinagarrementeria deja paso a Eba Ferreira. Por otro, el paso adelante que supone atender también a las necesidades de personas aún presas pero en situación de progresión de grado, en sus distintas variantes (tercer grado, segundo grado con salidas, segundo al amparo del artículo 100.2…).

El salto responde a la nueva situación derivada de la batalla legal de estos presos, en la que quienes consiguen la progresión «se encuentran de repente en la calle sin ninguna ayuda o subvención», incluidas las necesarias para trámites administrativos o atención médica. Desde setiembre pasado, por tanto, Harrera afronta también esta labor.

Cuenta para ello con el bagaje acumulado en estos once años, que incluye, además de colaboraciones profesionales diversas, una interlocución fluida con agentes políticos, instituciones y empresas. Pero el reto requerirá también un aumento de recursos a todos los niveles, sin merma de la autonomía que ha caracterizado su trayectoria.

Comenzando por lo más relevante, la aportación práctica, Harrera ha asistido a 12 personas excarceladas durante este 2022 y, en total, a 29, incluyendo las que ya estaban en libertad y las que están en situación de progresión de grado. Como apuntaban sus responsables en entrevista a GARA hace un año, desde el inicio han ayudado en total a cerca de 500. Para ello cuenta en la actualidad con 3.024 socios, una cifra que ha aumentado en un centenar durante el pasado ejercicio.

NO SOLO LAS PROGRESIONES DE GRADO PLANTEAN NUEVAS NECESIDADES,

sino también las jubilaciones, convertidas en problema creciente por el aumento progresivo de la edad de este colectivo humano y el hecho objetivo de que su capacidad de cotizar ha sido muy baja o casi nula. A modo de ejemplo, quince personas han recibido complementos medios de 350 euros mensuales desde Harrera Elkartea.

Este fue, precisamente, uno de los aspectos detallados por el vicepresidente Karlos Ioldi en la asamblea general de ayer, en que se ofrecieron datos exhaustivos de ingresos, gastos e inversión en asistencia por parte de la asociación. La asamblea general es el órgano decisorio único y en ella solo participan las personas socias.

Se saludaron los pasos dados en una labor que se valora como fundamental y que partió absolutamente de cero en 2012. En este tiempo, no solo se han completado fórmulas de asistencia económica, sino también para buscar vivienda, conseguir el carnet de identidad o de conducir, disponer de ayuda médica (sicólogos, odontólogos, oculistas)… La autonomía de funcionamiento ha contribuido a blindar la asociación y su trabajo.

FERREIRA: «NO DEJAR A NADIE ATRÁS»

Tras un reconocimiento a la labor realizada por Barinagarrementeria (que suplió antes al primer «lehendakari» Andoni Iturriotz), la nueva presidenta se presentó ante la asamblea. Eba Ferreira explicó que «procedo de una familia de la clase trabajadora y me he criado en un barrio obrero, reivindicativo, con una tasa de presas, presos y exiliados fuera de la común, en el que la solidaridad ha estado siempre a la orden del día [Mamariga, en Santurtzi]. Precisamente eso generó en mí una gran sensibilidad hacia estas personas». No olvidó citar el aspecto por el que es más conocida: «Jugué en las filas del Athletic y estoy acostumbrada a retos».

Ferreira mostró su «inmensa ilusión» con esta nueva responsabilidad y detalló «los retos a corto y medio plazo, que son enormes: ayudar a quienes salen de prisión y vuelven del exilio, ayudar a quienes estando en tercer grado penitenciario pasan más tiempo en la calle que en prisión y carecen de medios para afrontar el día a día, y ayudar a las personas jubiladas que no tienen pensión por no haber cotizado el tiempo necesario».

Para ello, apostó por incrementar el número de socios, «añadiendo nuevos eslabones a la cadena de solidaridad que ya formamos. Porque no dejaremos a nadie atrás, os lo prometo».