Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
20.000 ESPECIES DE ABEJAS

La mirada de los otros

Rotunda y delicada, “20.000 especies de abejas” es un canto a la diversidad que alterna el dolor y lo luminoso. Una fascinante ópera prima con la que Estibaliz Urresola Solaguren pone sobre la mesa un tema de gran calado y que es silenciado en muchas ocasiones.

A través de la sutil y metódica cámara de la directora alavesa, seguimos el periplo de Aitor, que cumplidos los ocho años vive en un pueblo del Euskal Herria junto su hermana, su hermano, su madre escultora y un padre de talante ausente. Su apariencia no pasa desapercibida y tiende a generar dudas sobre si deben llamarla niño o niña. Ella lo tiene claro, se llama Lucía.

Para colmo de males, la protagonista es consciente del recelo que provoca entre sus hermanos y su abuela. Todo ello provoca que en el seno familiar se vaya instalando una tensión de consecuencias imprevisibles.

Un panal humano

El título y la idea sobre la que este gira se concreta en la mecánica de una colmena y su funcionamiento, 20.000 especies que otorgan a la persona la potestad de ser, como en este caso, una mujer.

Para la protagonista se abre una ventana luminosa cada vez que recala en la casa de su tía, encarnada por Ane Gabarain, la cual se dedica al cuidado de las abejas. Para completar el trío sobre el que se asienta el desarrollo dramático en sus diversas variaciones, se encuentran Patricia López Arnaiz -que compone una excelente interpretación de la madre- y la pequeña Sofía Otero, que nos desarma con su enorme mirada y su temple interpretativo asumiendo un rol muy complejo. “20.000 especies de abejas” es un filme oportuno, coherente y necesario y también se descubre como un cálido e intenso relato íntimo.