Enfermo de un virus intestinal, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, reapareció en televisión, dos días después de tener que interrumpir una entrevista y suspender sus actos de campaña electoral.

Obligado a cancelar sus viajes a 17 días de unas presidenciales y legislativas en las que se juega la continuidad en el poder, habló por videoconferencia desde el palacio presidencial con motivo de la inauguración de la primera central nuclear de Turquía. Aunque con el rostro demacrado, quiso disipar los rumores más alarmistas sobre su estado de salud. La inauguración de la central de Akkuyu, construida por el gigante ruso Rosatom, iba a ser uno de los platos fuertes de la semana para Erdogan.

El episodio comenzó el martes, cuando una entrevista en dos canales de televisión se retrasó hora y media y luego se interrumpió a los diez minutos en medio de una pregunta. Erdogan reapareció un cuarto de hora más tarde antes de interrumpir la entrevista definitivamente.

La Presidencia turca quiso acallar los rumores de un ataque al corazón tras la cancelación de dos viajes ayer y explicó que mejoraba de su gastroenteritis, pero no aclaró cuándo retomará su campaña.

Este virus llega en muy mal momento para Erdogan, que esperaba celebrar dos o tres mítines diarios para contraatacar la campaña de una oposición al alza que se acerca a apartarlo del poder.

Mientras 3,4 millones de turcos en el extranjero comenzaron a votar ayer, su principal oponente, Kemal Kiliçdaroglu, al frente de una alianza que agrupa a seis partidos opositores, celebró dos mítines en Balikesir y Tekirdag.