Arnaitz GORRITI
TANGANAS Y CASTIGOS EN EL BALONCESTO

Ejemplos de «castigos ejemplares»: de la NBA a Miribilla, y un sillazo

Mientras que la FIBA o las competiciones domésticas han preferido acallar indignaciones con sanciones a veces solo simbólicas y casi nunca muy altas, la NBA escarmentó a sus jugadores a partir del «Malice at The Palace» de Detroit, una tangana de noviembre de 2004 que se saldó con 146 partidos de castigo en total y alrededor de 11,5 millones de dólares en multas a sus protagonistas.

(@EUROHOOPS)

Siempre que hay una tangana en una cancha, en este caso de baloncesto, se piden «sanciones ejemplares». Se aduce a las altas pulsaciones, la tensión del momento, la posible trascendencia de un partido... Y casi siempre con el paso de las horas y ya saturados por contemplar innumerables repeticiones de los «momentos más estelares» de las peleas en cuestión, este ardor sancionatorio suele asentarse. Eso no significa que estas trifulcas queden impunes, pero casi siempre la magnitud de los castigos es inferior a lo que se esperaba.

El último ejemplo es el del duelo de Euroliga entre Real Madrid y Partizan de Belgrado, una batalla campal que terminó con un lesionado y cuatro sancionados, en una suerte de decisión salomónica.

POR LOS CUERNOS

Si alguna vez hubo una sanción ejemplarizante en el mundo del basket, ese fue tras el “Malice at The Palace”, la monumental tangana que protagonizaron los jugadores de Detroit Pistons e Indiana Pacers, así entre ellos mismos como con buena parte del público aquel 19 de noviembre de 2004.

Una tangana que comenzara entre Ron Artest y Ben Wallace se extendió a la grada después de que un tal John Green se apostara 50 dólares con su compañero de asiento a que le acertaba a Artest, tumbado sobre la mesa de anotación durante el primer calentón. El guirigay fue tal que se suspendió el partido, las imágenes dieron la vuelta al mundo y se admitieron como prueba criminal, y el castigo de la NBA fue monumental.

146 partidos de sanción y 11,5 millones de dólares de multa, de los cuales Ron Artest, que pasó a recibir terapia para controlar su ira, pagó con 86 partidos; 30 a un Stephen Jackson que años después todavía se ufanaba de los mandobles que repartió entre el público a cuenta de los «insultos racistas» que escuchó; 15 a Jermaine O’Neal, seis a Ben Wallace y cinco a Anthony Johnson. Reggie Miller, Chauncey Billups, Derrick Coleman y Elden Campbell fueron suspendidos por un partido.

Pocos meses después de la disputa, la NBA cambió la normativa sobre las peleas. Y aunque no se han evitado, los jugadores saben a qué atenerse.

A DOS METROS DE UN NIÑO

Era marzo de 2015, un derbi en Miribilla que acabó con la victoria de Bilbao Basket sobre Saski Baskonia por 93-75.

Con el partido decidido, un intento de mate de Dejan Todorovic -anulado por falta previa a Quino Colom- lo paró Tornike Shengelia con una falta dura, que mereció que el alero serbio empujara al georgiano y este le replicara con un derechazo. De pronto se armó un Belén con las dos plantillas enzarzadas bajo una canasta donde se encontraban la hoy difunta «amama» de Bilbao Basket y también Josu, un niño de seis años.

En medio de la refriega, un espectador anónimo no tuvo mejor idea que bajar y sacudirle a traición una patadita al menor de la saga de los Diop. Ilimane intentó entrar a las bravas en la pelea con una silla en la mano, aunque por fortuna, el oportuno «body check» del entonces fisioterapeuta del Bilbao Basket Aitz Landaida y la mano de San Emeterio frenaron al gasteiztarra de Dakar.

El tumulto se saldó con cinco partidos de suspensión para Shengelia, cuatro para Dejan Todorovic y 3.000 euros de multa para Dairis Bertans y los hermanos Ilimane y Mamadou Diop.

KRSTIC, A COMISARÍA

El 19 de agosto de 2010, el Torneo Akrópolis enfrentaba a las selecciones de Grecia y Serbia.

La tangana que comenzó entre Fotsis y Teodosic tuvo su culmen en el sillazo que Krstic propinó a un inocente Ioannis Bourousis, cuando este trataba de evitar que Sofoklis Schortsanitis agrediera al pívot serbio. Krstic pasó la noche bajo custodia policial para evitar ser linchado y fue sancionado con tres partidos, perdiéndose el inicio del Mundial de Turquía, por dos partidos para Schortsianitis, Fotsis y Teodosic. La FIBA también optó por partir a los hijos por la mitad.