«Se ha declarado una alerta en toda Ucrania por el despegue de un avión MiG-31K ruso, que es el que transporta los misiles Kinzhal», declaró el portavoz de la Fuerza Aérea ucraniana, Yurii Ignat. «Quiero recordarles que no tenemos suficientes sistemas Patriot que puedan proteger el cielo de Ucrania de este tipo de armamento. Es un misil aerobalístico extremadamente rápido y muy preciso», añadió.

A pesar de esta afirmación, un portavoz militar ucraniano anunció este fin de semana la intercepción el 4 de mayo en el cielo de Kiev de un misil Kinzhal ruso con uno de los sistemas antimisiles Patriot recibidos el mes pasado de sus aliados de la OTAN.

Además del Kinzhal, también fueron derribados varios drones, según el comandante de las Fuerzas Aéreas de Ucrania, el teniente general Mykola Oleschuk.

Kiev sostiene que solo puede cubrir un número limitado de misiles con la cantidad de sistemas Patriot recibidos. Por ello, Ignat pidió a la ciudadanía que no ignore este tipo de alarmas, «incluso cuando se tiene confianza en el trabajo de los sistemas de defensa aérea».

Los Kinzhal (daga, en ruso) son misiles de emplazamiento aéreo que tienen un alcance de más de 2.000 kilómetros y una velocidad diez veces mayor que el sonido.

Este misil hipersónico de alta precisión puede portar tanto ojivas nucleares como cargas convencionales.

Servicios de Inteligencia y analistas occidentales aseguran, no obstante, que Rusia tiene problemas de suministro de misiles y que ello explicaría la menor frecuencia de las oleadas de bombardeos sobre Ucrania. En esta guerra de desgaste, sus existencias dependen de la capacidad de la industria militar rusa, afectada por las sanciones, mientras las de las fuerzas ucranianas están a expensas de la constante ayuda occidental.

El jefe de Inteligencia ucraniano, Kirill Budanov. cree también que las reservas de misiles rusos están «casi a cero», y estarían tratando de reponerlas para preparar la anunciada ofensiva ucraniana.

A su juicio, Rusia no tiene «el potencial militar, económico o político» para lanzar otro intento «serio» de una ofensiva militar contra territorio ucraniano, pero sí puede lanzar operaciones de defensa en el territorio que ocupa.

Ayer, Moscú volvió a lanzar otro ataque con misiles que destruyó un almacén de 1.000 metros cuadrados de Cruz Roja que usaba para guardar material humanitario en la provincia ucraniana de Odessa.

En el ataque murió un guardia de seguridad y el incendio provocado destruyó «por completo la ayuda humanitaria para la región de Odessa que había guardada en el almacén», aseguró Cruz Roja.

Además, las autoridades ucranianas afirmaron que cinco personas resultaron heridas por la caída una treintena de drones interceptados en el distrito de Sviatoshin de Kiev.

«Seguiremos matando rusos en cualquier lugar del mundo»

El Kremlin acusó a Ucrania de organizar actos «terroristas» y calificó de monstruosas las palabras del jefe de la Inteligencia ucraniana, Kirill Budanov, sobre recientes ataques en territorio o el perpetrado el sábado contra el escritor nacionalista Zajar Prilepin. «Estamos matando rusos y vamos a seguir matando rusos en cualquier lugar de este mundo hasta la completa victoria de Ucrania», afirmó Budanov. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, respondió que Kiev se ha convertido «no solo en patrocinador del terrorismo sino también en un organizador directo de actos terroristas», y que estudiarán la reacción de otros países, como EEUU, «porque es muy difícil imaginar cómo estos comentarios terroristas pueden pasar inadvertidos».

Insistió en que las palabras de Budanov confirman que «Putin tenía razón» al poner en marcha la invasión de Ucrania.GARA