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GAURKOA

Soluciones frente al barro


Siempre se dice que las campañas electorales son aburridas. Y esta que acaba de comenzar tiene toda la pinta de que no acabará tumbando dicha percepción, a pesar del ruido con el que algunos han intentado hacerla más entretenida, repitiendo patrones de hace décadas como si en este país nada hubiera cambiado.

La sobreactuación, las fake news y las hostias a mansalva de algunos a otras ya empiezan a llenar titulares. Y la falta de escrúpulos empieza a hacerse notar. Así, algunos hacen sangre de una polémica surgida a raíz de una entrevista a una cantante con una candidata para atacar a todo un movimiento político, despedazando la figura de la cantante, al igual que se hizo hace unas semanas con una sociedad de trayectoria intachable como Aranzadi. Todo sirve para el convento. Evidentemente, tampoco podían faltar en el guion las txosnas en boca de Ortuzar, la conquista de las provincias españolas por parte de la izquierda independentista en la de Ayuso, las alusiones al apoderamiento de la bandera de Nafarroa por parte de Adanero y cómo no, ETA, que renace cada vez que a alguien le entra el apretón.

El marco comunicativo instalado por Covite a cuenta de las personas que conforman algunas listas municipales de EH Bildu ha sido comprado en Madrid por PP y Vox con el claro objetivo de desbancar a Sánchez. ¿Acaso no tienen todas y cada una de esas 44 personas restituido su derecho al sufragio pasivo una vez liquidada su condena, tal como prevé el Código Penal español y lo aplican los jueces españoles? ¿Acaso no han pasado la criba de las juntas electorales sin que nadie las haya impugnado? Pero claro, uno empieza con unas declaraciones y otro se sube al tren de la beligerancia y propone ilegalizaciones, la fiscalía de la Audiencia Nacional abre diligencias preliminares... y aquellos a los que en un primer momento les parecía una idea genial montar un incendio para zumbar a la izquierda independentista (recordemos las declaraciones de Aitor Esteban, del mismísimo Urkullu o la apertura de informativos de EITB que se ha atrevido a titular que ETA ha irrumpido en la campaña) ya no saben cómo apagarlo.

Porque, evidentemente, la propuesta de Dignidad y Justicia para que de nuevo miles de personas vean anulados sus derechos civiles y políticos no tiene un pase en tierras vascas. Ahora, conscientes del ridículo de ir muy lejos con semejantes compañeros de viaje, acuden a desvincularse amparándose en la moral: si no es ilegal, es inmoral y punto. El asunto se les ha ido de las manos a estos de aquí que solo saben hacer política como los de Madrid.

El barro está servido y todo indica que así seguiremos hasta el próximo 28 de mayo, con el objetivo de instalar una agenda comunicativa en la que todas centran sus esfuerzos en ser los más anti-Bildu. Por eso debemos tener presente una cosa: que esto, más allá de a la necesidad de captar votos, obedece a la fortaleza de Euskal Herria Bildu.

La izquierda independentista ha sabido colocar en la agenda de las prioridades cuestiones a las que muchos partidos no han dedicado esfuerzo. El derecho a la vivienda, las pensiones, el desmantelamiento de los servicios públicos, la transición energética o la necesidad de un nuevo modelo de empresa han sido puestos encima de la mesa, con rigurosos diagnósticos, propuestas solventes e incluso logros legislativos contantes y sonantes. La cuenta de resultados arroja mejoras importantes en la vida de las personas que conformamos Euskal Herria: en mejoras para el acceso a la vivienda de nuestros jóvenes, para las pensiones más bajas, en mejoras en la lucha contra la segregación escolar mediante el acuerdo educativo... pero también en cuestiones de la vida diaria municipal como inversiones en espacios culturales, transporte urbano, urbanismo, en el ámbito de los cuidados, etc.

Este bagaje de gestión en los municipios y éxitos en instituciones donde cada vez somos más determinantes ha aumentado significativamente la confianza de la ciudadanía en el proyecto independentista. Un proyecto sólido que mejora la vida de la gente y se hace con la gente acerca cada vez a más sectores que, hartos de la política convencional que sigue autopromocionándose con recetas viejunas, ven en él la frescura, la honradez y la capacidad innovadora necesaria para cambiar el es lo que hay.

EH Bildu viene con una trayectoria contrastable y con un carro lleno de propuestas e ilusiones. Propuestas para un debate serio de confrontación de programas he visto pocas, la verdad. Tiene toda la pinta de que Vox no es el único que ha hecho corta pega de programas anteriores. Será difícil, por tanto, que la ciudadanía pueda encontrar en esta campaña electoral la respuesta que dan los partidos a las preguntas que se hace y que tienen que ver con la carestía de la vida, con la vivienda o el futuro del sistema vasco de salud.

Todas las encuestas dicen que el independentismo de izquierdas subirá y estoy convencida de que habrá sorpresas que nos harán felices. Unos suben y otros bajan, y a pesar de que intentarán decirnos que nada va a cambiar, el nerviosismo que demuestran y la torpeza con la que sacan comodines ochenteros hace intuir que las cosas no les van nada bien.

Por tanto, ilusión para trabajar en cada esquina y en cada rincón, que cada voto cuenta y el nuestro molesta infinitamente más que la abstención. Ambición para ganar. No somos conformistas y ahora no lo vamos a ser. Y serenidad. Nosotros a lo nuestro: tenemos talento, tenemos programa y miles de personas militantes dispuestas a dar lo mejor de nosotras. Ya lo decía aquella valla en la Cartuja de Sevilla que tanto molestó al facherío español: somos un equipo. Orgullo e ilusión.