Raimundo FITERO
DE REOJO

Comprensión lectora

Las autoridades en la materia aseguran que en los últimos años los niños y niñas han perdido siete puntos en el apartado reglado de «comprensión lectora». Ante estas declaraciones avaladas, casi siempre, por cuadros de porcentajes y evoluciones, mengua de manera acelerada mi ya deteriorada capacidad de comprensión lectora hasta límites parecidos a los de Nigel Farage, aquel líder político inglés que peleó hasta la extenuación por convencer a sus compatriotas de las bondades del Brexit y que ahora, con humor inglés y un gin-tonic en la mano, dice que ha sido un desastre para Inglaterra.

Me encantaría dar un cursillo de mecanismos para sobrevivir al tsunami de declaraciones, comunicados y barbaridades que se expresan en el campo de la política cafre actual, donde se demuestra que la falta de comprensión lectora no es un asunto de las aulas de primaria y secundaria, sino que viene de muchas universidades de finales del siglo pasado y, sobre todas las cosas, por esta tormenta de extremismos reaccionarios que convierte esta campaña en una miseria total para la verdad, los planes de futuro y las posibilidades de regeneración. Nos queda el voto. De momento.

Porque lo que está en auge es la industria armamentística. Las guerras de Ucrania, Yemen y en varios países del Sahel sientan bien a los mercaderes de la destrucción. Y si quieren algo más concreto y para reflexionar, en Madrid se va a celebrar una feria internacional donde ver, probar y comprar las últimas novedades en armas de destrucción individual o masiva. Esto se entiende a la primera, ¿verdad?