Raimundo FITERO
DE REOJO

La fugacidad emocional

Los procesos electorales se han convertido en una constante vulneración de la verdad, la vergüenza y la política. Se usan datos prefabricados, el miedo a los algoritmos, la IA y los rezos catedralicios. Es una estrategia universal de la internacional derechista. No hay programas, ni planes, ni ideas, solo una urgencia para ocupar todos lo poderes desde los que desmontar los débiles progresos sociales, laborales y de libertades. Usan banderas intercambiables, pero al final existe un sustrato económico capitalista radical que se envenena con la fe religiosa pertinente y los nacionalismos más involucionistas y totalmente excluyentes.

Demasiados bombardeos emocionales, que pueden ser fugaces, pero que asientan un virus pandémico. La actual borrachera electoralista española es una muestra ejemplar que puede calar en un voto prófugo. La desvergüenza de la banda de Ayuso es absoluta. El hombre menguante muestra su cara más servil, usa unas listas, para enturbiar la convivencia. Y pueden lograr votos en la España descerebrada, la que tienen a esos cafres más señores tan de derechas, reaccionarios y machistas como García-Page en Castilla-La Mancha, en un discurso que lo delata y a Lambán en Aragón, que de sus coqueteos anarquistas de su juventud se ha convertido en un viejo reaccionario.

Impresiona la imagen de ese desastre político de Ecuador, el todavía presidente Guillermo Lasso anunciando el cierre del Parlamento y la convocatoria de elecciones para evitar una moción de censura, rodeado de media docena de caballeros como estatuas que anuncian el fin de la inteligencia política.