Raimundo FITERO
DE REOJO

Cambiemos de conversación

El hombre menguante ha lanzado una idea de jugador de brisca en centro de mayores asistidos: vamos a cambiar de conversación. Cuando aparecen asuntos de fútbol, religión o política, siempre se ha escuchado en las conciencias o desde la cocina esa idea, la de cambiar de conversación, para tener el cumpleaños, la cena de amigos o el encuentro de los compañeros de instituto en paz. Y es que Feijóo tiene muy poco peso específico en su banda. Y si lanza un ataque por un supuesto flanco débil de su obsesión, vienen rápidamente sus mentores y competidores a dejarlo en ridículo y, en el asunto de la campaña que le están haciendo a EH Bildu, ni Borja Mari ha podido centrarse porque no sabe exactamente cuál es su auténtico líder o lideresa. Debe ser una frase que debe tener traducción universal, porque en esa reunión del G7 en Hiroshima con la incorporación de la mascota Zelenski, ese presidente que pide armamento desesperadamente, en el momento que se intente recordar la barbarie cometida por USA con sus dos bombas atómicas, se escuchará por los altavoces y pinganillos en todos los idiomas concurrentes un explícito «vamos a cambiar de conversación o acabaremos mal». Es un ejemplo, un mal ejemplo, del uso del armamento nuclear, pero existen argumentaciones contradictorias. Esas bombas ayudaron a terminar una guerra. Las centenas de miles de muertos civiles son un calculado olvido insufrible, un peso en el imaginario colectivo con ese hongo que representa la imagen del terror que se van convirtiendo en un icono pop a base de su utilización descontextualizadora y banal.