GARA Euskal Herriko egunkaria
UNA BUENA PERSONA

Si eres feliz canta, si estás triste canta también


De Morgan Freeman ya se sabe que ennoblece toda película en la que interviene, pero de Florence Pugh me ha sorprendido gratamente su faceta de cantante. En “A Good Person” (2023) hay un antes y un después de un accidente que lo cambia todo, con la diferencia de que la etapa feliz abarca una introducción muy corta, mientras que la trágica ocupa casi las dos horas y media que dura este melodramón. En ese prólogo risueño la actriz interpreta al piano la canción “After Hours”, que Lou Reed compuso en 1969 para su grupo The Velvet Underground, y que originalmente cantó la baterista Maureen Tucker. Del tono inicial festivo se pasa al triste, que Florence Pugh ilustra con dos canciones de composición propia tituladas “I Hate Myself” y “The Best Part”. Si remarco la parte musical es debido a que están en la ensencia misma del género melodramático, que al actor y director Zach Braff le sirve para, en su trabajo detrás de la cámara, rebajar lo oscuro e impactante de los sucesos que marcan a la pareja protagónica interracial, mediante un sentimentalismo más llevadero para el público medio.

El dolor no se puede medir, y no hay posible competición entre Florence Pugh y Morgan Freeman para saber a quién ha afectado más la pérdida. El hombre ha perdido en el accidente de coche a su hija y el marido de esta, cuando acompañaban a la futura nuera a probarse el vestido de novia. Pero es que ella era la que conducía y ha de cargar con la culpa, que le lleva a romper con su prometido.

El destino caprichoso en manos de Zach Braff como guionista hace que ella contacte con el que iba a ser su suegro en una terapia de grupo y, cuando ya ha tocado fondo por culpa de su adicción a opioides como la Oxicodona, encontrará apoyo en alguien que ha superado sus problemas pasados con el alcohol y cuya afición son las maquetas de trenes, como metáfora de un mundo idealizado y grato.