Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
LA HIJA ETERNA

Paredes habitadas

En esta su sexta experiencia en el formato largo, Joanna Hogg apuesta por el desconcierto a la hora de completar una trilogía que se inició con “The Souvenir” (2019) y que se prolongó con “The Souvenir. Part II” (2021).

El vehículo elegido en esta oportunidad es lo extraño que siempre se intuye entre los rincones de esos edificios que parecen tener vida propia y es en este ámbito, el de las casa encantadas, donde Hogg ha querido experimentar con acierto dentro de las coordenadas de sentimientos como el arrepentimiendo y el dolor. Como si esas interioridades de la habitante de la casa dotaran de pulsaciones vitales a su entorno doméstico. Una vez más, el tono empleado por la británica resulta áspero y aderezado con ciertas dosis de humor ácido. Una combinación que, sumado a lo expuesto con anterioridad, dota al conjunto de esa sensación rara que genera desconcierto en el espectador.

PASILLOS INTERMINABLES

La trama arranca cuando sus dos personajes centrales, una cineasta y su madre -ambas ya aparecían en los dos filmes mencionados con anterioridad- deciden compartir unas jornadas vacacionales en un hotel galés.

Este entorno de apariencia apacible, no tarda en descubrirse cambiante y animado por ruidos que inspiran todo menos calma y armonía. Tilda Swinton vuelve a recordarnos lo gran actriz que es metiéndose en la piel de ambos personajes y fruto de sus interioridades emergen fantasmas que no nacen del horror, sino de lugares comunes como la soledad. La puesta en escena es muy atractiva y refuerza las intenciones de una directora que incide en las relaciones generacionales mediante los resortes de un relato gótico y en el que se pone manifiesto el gran valor que encierran los artificios del cine.