Koldo CAMPOS
Escritor
AZKEN PUNTUA

El asco es un derecho

Temo que, en cualquier momento, también sea el asco declarado delito penal y, en consecuencia, pueda la ciudadanía ser acusada de delitos de asco y condenada a las penas que la justicia le imponga.

Y me preocupa porque, así como no odio ni deseo mal a nadie, bueno… a casi nadie, que tampoco hay que exagerar, lo que sí tengo es asco, mucho asco y, lo que es peor, lo tengo por arrobas, a mansalva. Son tantos mis ascos que enumerarlos me llevaría cien columnas y la imposibilidad de nombrarlos todos porque mi nómina de ascos es transatlántica, y los tengo en todas las notas y escalas, en do, en re, en mi-fa-sol, en blanco y en negro, al «baño maría», en prosa y en verso, ascos en todos los tamaños y medidas. Tengo asco a las cortes de marranos y a sus cortesanos, asco a sus fétidos tribunales, a sus vomitivos medios de manipulación, además de aversiones religiosas y aborrecimientos varios. También tengo grima y algún que otro repelús de vez en cuando.

En fin, que me preocupa que se judicialice el asco porque, lo reconozco y para que me entiendan, solo con el asco que les tengo a las esporrinas y los sociolistos navarros, me da para condena permanente y sin revisión que valga en el tribunal más considerado con mis náuseas.

(Preso politikoak aske)