Realismo mágico a discreción

La exuberancia de flora, fauna y fenómenos climáticos, la tradición oral convertida en una fuente literaria se convirtió en la mercadotecnia editorial, en realismo mágico. Asunto sugerente, inspirador, pero resulta que hace unas semanas el presidente de Colombia Gustavo Petro anunció que cuatro niños habían sobrevivido a un accidente aéreo y fue desmentido por el Ejército y otras autoridades uniformadas. Pues ahora resulta que, después de varias semanas, han encontrado a esos cuatro niños vivos en la selva colombiana y lo que había parecido una precipitación presencial se ha convertido en un signo de premonición, y como todo relato contiene cambios de eje, resulta que las autoridades aseguran que han sobrevivido gracias a los kits de supervivencia que se les lanzaba, por lo que la magia está en el desmentido, el tiempo y la realidad. Cuando las medias verdades esconden trazas de pensamiento ideologizado.

Como ando de berrea literaria, entiendo la intervención de Ione Belarra anunciando la supuesta confluencia en Sumar como ejemplar, al configurar un relato con partes de dogmatismo, análisis marxista e influencias bíblicas que desemboca en algo similar al realismo mágico, en donde todo existe dentro de unas circunstancias variables. Influido por ese pensamiento descapitalizado, propongo una campaña para liberar a Irene de Iglesias. Con camisetas y otros regalos de mitin. Aunque la camiseta que va a dar muchos dividendos va a ser con la foto de Otegi y Junqueras que tengo algunas dudas sobre si debe calificarse como realismo franciscano o jesuítico.