En el imaginario colectivo ha quedado la imagen de que en 2015 todos los partidos se unieron en Gasteiz para echar al racista Javier Maroto de la Alcaldía. Pero no fue así. El PSE puso cuanto estuvo en su mano para arruinarlo todo y que el final fuera feliz es lo que probablemente haya llevado a borrar aquel mal recuerdo. Un concejal del PNV no votó en Andoain a favor del PSE para arrebatar aquella Alcaldía a EH Bildu y esto hizo que Idoia Mendia ordenara a sus ediles no apoyar a Gorka Urtaran. Entre su puesto en Andoain o poner freno a la xenofobia en Gasteiz, el PSE lo tuvo claro: el partido es lo primero. Menos mal que el concejal de Irabazi estuvo al quite, corrigió la decisión de su asamblea de votarse a sí mismo y con gozo se pudo decir agur a Maroto.

En 2023, el PSE y el PSN vuelven a encontrarse en la disyuntiva de elegir entre sí mismos -aunque ello suponga atarse al PP y a UPN durante cuatro años- o respetar el pronunciamiento de las urnas. Cabe poca duda de cuál será su decisión.

Lección histórica: En Andoain gobernará EH Bildu, porque PNV y PSE ya no suman ni tienen al PP para que les apoye.