14 JUN. 2023 Allende: «Seremos libres de tragedias sin el patriarcado» Isabel Allende presentó en una rueda de prensa telemática “El viento conoce mi nombre”, una novela en la que pasado y presente se entrelazan para relatar la vida de un niño que eludió el Holocausto y la de una niña que escapó de la masacre de El Mozote, en 1981. Isabel Allende presentó su nueva novela de forma telemática. (Lori BARRA | PENGUIN RANDOM HOUSE) KOLDO LANDALUZE DONOSTIA “El viento conoce mi nombre”, la nueva novela de Isabel Allende, publicada por Plaza & Janés, comienza con la historia de Samuel Adler, un niño judío austriaco que, tras la llamada noche de los cristales rotos, es enviado por su madre a Gran Bretaña. Ocho décadas más tarde, Anita Díaz sube con su madre a bordo de un tren para escapar de un inminente peligro en El Salvador y exiliarse a Estados Unidos, como antes hicieron otros que lograron escapar de una de las matanzas más crueles que aún hoy se recuerda: la masacre de El Mozote, ejecutada por el Gobierno militar salvadoreño en 1981. La llegada de Anita y su madre a la frontera mexicana coincide con una nueva política gubernamental que las separa. A través de una rueda de prensa telemática, Isabel Allende recordó que «en alguna ocasión me he definido como eterna extranjera y, como tal, me nutro de mi propia experiencia para escribir sobre lo que conozco, de aquello por lo que lucho». El origen de “El viento conoce mi nombre” vino por diferentes cauces. «En 2018 en Estados Unidos cobró forma una medida instaurada por Donald Trump que provocó que en la frontera de México, muchas madres vieran cómo sus bebés les eran arrancados de sus brazos y encerrados en jaulas. Aquellas escenas me conmocionaron. Más tarde vi una obra de teatro titulada ‘Kindertransport’, un programa que salvó a miles de niños durante el Holocausto. En dicha obra se hablaba de una niña que sufrió aquella tragedia y yo la transformé en uno de los protagonistas de mi novela -Samuel Adler-, que 80 años después es testigo de una tragedia similar y que está relacionada con la otra protagonista, Anita Díaz». CRISIS HUMANITARIA Sobre cuál sería la fórmula para erradicar este tipo de tragedias, Allende fue tajante cuando respondió que «seremos libres de tragedias sin el patriarcado y este sea reemplazado por un sistema mucho más humano. Tengo 80 años y durante mucho tiempo ser feminista era un insulto. Hoy en día, creo que todo está cambiando. Estamos avanzado, lentamente, pero para allá vamos y gracias a la fuerza e intelecto de millones de mujeres», afirmó Allende La presencia del personaje de Anita Díaz propició que la autora plasmara en ella elementos que siempre la han acompañado. Por ejemplo, la niña de la novela crea un mundo de fantasía para refugiarse de la tragedia que sufre recluida en la frontera de México. Según la autora, «yo tenía un universo propio, un mundo mágico rodeada de libros, que se encontraba en el sótano de la casa de mi abuelo, al que tenía prohibido bajar. El fantasma de mi abuela siempre me acompaña en aquel lugar y es un mundo en el que también habita Anita y que ella ha llamado Azabahar». Respecto a lo que está pasando en la frontera de México con Estados Unidos, donde la escritora cuenta con una fundación de apoyo a organizaciones y personas que trabajan en la zona, explicó que «hay una gran crisis humanitaria. En lugares como Laredo todo está controlado por las bandas y el narcotráfico. La gente tiene que pagarles 500 dólares. No tienen dinero y las mujeres no quieren salir a la calle por miedo a ser violadas o secuestradas. Los gobiernos lo saben, pero no hacen nada. El problema no se arregla construyendo murallas», manifestó Isabel Allende. ALEGRÍA«La novela cuenta una historia trágica, pero he optado por la alegría, porque es también una historia de coraje y solidaridad. Fue inspirada por esas personas maravillosas que trabajan por ayudar a quienes lo necesitan en la frontera de México con Estados Unidos», explicó Allende.