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El presidente del Biarritz Olympique confirma el acuerdo para vender el club

Romain Detre, empresario de Limoges, será el nuevo propietario del conjunto rojiblanco una vez deposite el dinero y se firme el traspaso.

Jean-Baptiste Aldigé y la alcaldesa de Biarritz, Maider Arosteguy. (Bob EDME)

El presidente del Biarritz Olympique, Jean-Baptiste Aldigé, confirmó ayer que se ha alcanzado un acuerdo para que el actual propietario, Louis-Vincent Gavé, venda el club labortano a Romain Detre, un empresario de Limoges.

Aldigé publicó un tuit en el que explicaba que se había reunido con Detre en un encuentro «muy constructivo. Si firma las escrituras y cumple las condiciones de la compraventa que hemos aceptado, será un gran propietario» del Biarritz Olympique. Es decir, el acuerdo es completo a falta de la firma y el dinero, que no deja de ser lo más importante.

Aldigé no habló de cifras, aunque en diferentes medios se ha comentado que la oferta rondaría entre los 3 y los 3,5 millones de euros. Unas cantidades que a primera vista primeras parecían cortas, pero que nadie ha mejorado. Porque no cabe olvidar que el BO es actualmente un valor que cotiza a la baja.

Con la marcha de la dupla Gavé-Aldigé se pondrá punto final a un lustro en el que el club rojiblanco ha seguido cavando en el agujero financiero y social en el que ya se encontraba anteriormente.

En lo deportivo, el proyecto tocó techo con el ascenso de 2021, en un play off memorable frente a los vecinos y rivales de Baiona, decantado en una agónica tanda de tiros a palos. Un año en el Top 14 desembocó en un nuevo descenso, y este último curso el equipo se desinfló en la recta final y terminó con más pena que gloria. En lo económico, el plan de los rectores llegados en 2018 pasaba por una operación inmobiliaria en el entorno de Aguilera, pero olía tanto a ‘pelotazo’ que el Ayuntamiento no dio luz verde.

Y en lo institucional, la actitud bravucona y pendenciera de Aldigé le ha llevado a enfrentarse con el lehendakari Jean-René Etchegaray -también alcalde de Baiona- y con la alcaldesa de Biarritz Maider Arosteguy, así como con los medios de comunicación. También era mala la situación interna, con importantes desavenencias.

Unos mimbres pésimos para construir un cesto. Con la situación enquistada, el cambio de propietario se antojaba la única salida factible, después de que nadie se tomara en serio la amenaza de una posible deslocalización.