De momento, Osasuna no puede competir en la Conference League. Lo que el club rojillo se ha ganado sobre el césped podría perderlo en los despachos, después de que los inspectores de la UEFA emitiesen ayer un informe para que se prohíba la participación del equipo navarro en la Conference League.

En un duro y contundente comunicado, el club criticó que, «fuerte con los débiles y débil con los fuertes, la justicia de la UEFA no ha querido tomar en consideración que han sido los propios tribunales españoles de justicia quienes han declarado, literalmente, que Osasuna ha sido víctima del desvío de dinero realizado por algunos de sus exdirectivos a espaldas del máximo órgano de gobierno de la entidad, la Asamblea, y de los mecanismos de control del propio club».

«A juicio de Osasuna, el mensaje que trasmite la UEFA es, sin duda, contraproducente para el fútbol y para aquellas entidades que, ante el riesgo de ser sancionadas deportivamente por el máximo organismo del fútbol europeo, opten ahora por no atacar de manera frontal la corrupción en el mundo del fútbol. Osasuna entiende que este no puede ni debe ser el objetivo que persiga la UEFA», ahondó la nota.

La entidad rojilla extendió sus quejas porque el «daño» provocado sobre el club «se ha producido con el silencio de los principales organismos del fútbol español, entre ellos la RFEF. Durante las últimas semanas hemos asistido a continuas filtraciones interesadas, en clave nacional, a ciertos medios de comunicación y periodistas para construir un relato que sacrificase al débil para favorecer al fuerte».

NUNCA SE RINDE

En este sentido, censuró que el mismo día 7 del presente mes -fecha en la que Osasuna tuvo conocimiento del inicio de la investigación- dichas informaciones periodísticas ya «aseguraban categóricamente que el final de todo este proceso iba a ser la expulsión del club rojillo de las competiciones europeas».

Frente a todo ello y reconociendo que «estamos preparados para lo peor», el comunicado aseguró que va a seguir peleando por sus derechos, haciendo mención al lema de «Osasuna nunca se rinde». «Defenderemos nuestros derechos y los de nuestra afición con el mismo ahínco que nos animan cada fin de semana, con el mismo esfuerzo con el que nuestros jugadores y cuerpo técnico se han ganado, con todo merecimiento, estar en la próxima edición de la Conference League», se aseguró.

«Creemos tanto en lo que hacemos, y en cómo lo hacemos, que no podemos permitir que se utilice al Club Atlético Osasuna, con la aquies- cencia de quienes en 2014 miraron para otro lado, para solucionar los problemas de otros», concluyó la nota.

Osasuna tiene ahora un plazo de seis días para presentar alegaciones al Comité de Control, Ética y Disciplina de la UEFA, que deberá resolver a la mayor brevedad, aunque no parece que vaya a ir en contra del criterio de sus propios inspectores. En última instancia, a la entidad rojilla le quedaría la opción de un recurso ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS, por sus siglas en francés) solicitando una cautelar que le permita aplazar el castigo y poder competir este año en el torneo europeo.

MAYORES OPCIONES

Algunos expertos en derecho consultados por este periódico ya explicaron hace un par de semanas que Osasuna tendría muchas más posibilidades de ver defendidas sus tesis en este último organismo, cuya resolución tiene que ser acatada por la UEFA.

Después de unas iniciales filtraciones periodísticas en sendos medios catalanes, el club navarro recibió el pasado día 7 la notificación oficial de la UEFA en la que se le comunicaba que se había abierto una investigación por el caso de amaño de partidos de 2014, proceso judicial que concluyó con penas de cárcel y económicas para varios exdirigentes de la entidad rojilla y otros implicados.

En todo este proceso, los inspectores de la UEFA han pedido hasta en dos ocasiones sendas prórrogas a la hora de emitir su informe, algo que ha sido interpretado como un tiempo extra poco habitual para hacer frente a los consistentes argumentos de Osasuna, pero que, visto lo visto, finalmente poco les ha hecho temblar el pulso a la hora de tomar una decisión coercitiva que en el entorno rojillo se ve como una absoluta injusticia deportiva.