Raimundo FITERO
DE REOJO

El club de los milagreros

El uso indebido de cremas y protecciones causan daños de lenta instauración en la memoria de la piel que es el primer paso de refrigeración de nuestro cuerpo. La frase anterior la ha escrito mi otro yo en modo ChatGPT. Es una manera de escapar de esta galbana mental, de este hastío pre-festivo y de abusos generalizados de los partidos en celo y sus correveidiles. ¿Por qué no empieza LaLiga ya? Le Tour nos deja indiferentes. Las traineras forman parte de un género casi folklórico, localista, de arraigo vicario. Tenemos que buscar irremediablemente la salvación en la música de Penderecki o en los versos de Baudelaire. Así estoy yo de insoportable pedante.

El penitente exministro del publicitado milagro económico español aznarista, es decir del bluf, el maestro del trinque y el escamoteo que pudo ser presidente, Rodrigo Rato, está en plan reconversión de figura pública, buscando su lugar en la historia de la infamia y, sobre todo, en las tertulias post siesta y acaba de pedir un deseo: «me gustaría que los inspectores de Hacienda también pudieran ir a la cárcel». De lo que se deduce que esos señores de la coacción, el expediente y los sueldos estratosféricos dentro de la administración deben tener impunidad, o que saben más que los ratones coloraos al estudiar todas las maneras existentes para defraudar al erario.

Todos los inspectores (aquí que cada cual elija un lugar, un destino, un rubro, una fobia) tienen varias causas pendientes en sus conciencias. Es un grado en la escala de la degradación kafkiana. Todos salen graduados del semillero de los milagreros.