El jeltzale Ramiro González fue reelegido ayer diputado general de Araba gracias a los votos de PNV y PSE. Su elección se produjo en segunda votación, ya que ambos partidos carecen de mayoría absoluta en las Juntas Generales. La candidata de EH Bildu, Eva López de Arroyabe, obtuvo el apoyo de los catorce junteros soberanistas; y los representantes de PP, Elkarrekin y Vox optaron por la abstención.

La designación de González fue el broche a un pleno que puso de manifiesto la existencia de modelos contrapuestos, el planteado por el PNV y el propuesto por EH Bildu.

Fue precisamente la candidata soberanista la encargada de abrir la sesión de investidura, alertando de la amenaza representada por Vox, «esa ultraderecha a la que algunos están empoderando, que está conformando gobiernos a lo largo del Estado y con la que está pactando esa derecha española que aspira a ser el socio privilegiado del Gobierno de Ramiro Gonzalez».

«Entramos en un bucle muy peligroso, que nos pone mirando a ese pasado oscuro, fascista», señaló antes de destacar la necesidad de poner la vida de las personas «en el centro». «Es un derecho ser cuidada, y por lo tanto una obligación de esta institución garantizar un servicio público, de calidad y equitativo para todos y todas», manifestó antes de plantear la creación de «hogares públicos de cuidados».

También se refirió a la transición energética, denunciando que «Araba se ha convertido en un Monopoly para la implantación de proyectos de energía»; y propuso un tren social de altas prestaciones, «que cohesione el territorio y una Miranda con Altsasu por el actual corredor, sin abrir una nueva cicatriz para construir un TAV». Además, presentó una reforma fiscal, con dos nuevos tramos entre los más altos del IRPF y un tipo efectivo mínimo del 15% en el Impuesto de Sociedades.

Propuestas de González

La propuesta fiscal evidenció las diferencias entre EH Bildu y PNV, que abogó por evaluar la última reforma, «introduciendo modificaciones que resulten necesarias para abordar los grandes retos de Álava». «La política fiscal requiere estabilidad, consenso político y rigor jurídico. Pero también adaptación a una sociedad y una economía que se transforma a un ritmo vertiginoso», remarcó González, que pidió «un gran pacto» sobre el despliegue de energías renovables.

«Hago un llamamiento al acuerdo, pero también al realismo y a la responsabilidad. La lucha contra el cambio climático y la descarbonización exige decisiones valientes y no siempre populares. No hacer nada quizás sea más cómodo o más rentable políticamente, pero supone una irresponsabilidad», manifestó.