Fede DE LOS RIOS
JOPUNTUA

Cerebros en «stand by»

Anteayer por la televisión pública, la que está al servicio de todos y todas, pudimos presenciar dentro del espacio del noticiario, telediario lo llaman, cómo dos personas con titulación universitaria de psicóloga la una y psicosocióloga la otra según informaba el zócalo del tercio inferior de la pantalla, debíamos enfrentarnos a la suspensión temporal de trabajo que llamamos vacaciones para disfrutarlas de manera positiva. Consiste en «desconectar la mente» a fin de «huir de la cotidianidad».

Uno en su ignorancia creía que la desconexión de la mente era un problema y resulta que es la solución un mes al año. ¿No sería mejor transformar de manera racional, a través de nuestra conectada mente, y hacer de la cotidianidad un tiempo creativo, de disfrute, de trabajo amable, no asalariado y así no necesitar un mes para desconectar y tratar de olvidar la mierda de vida que llevamos? Es una pregunta. Evitaríamos el turismo, esa invasión organizada de sitios convertidos en parques temáticos a costa de la vida racional de los nativos del lugar convertidos en siervos del visitante y cuyas costumbres culturales han debido transformarse en meros rituales de la civilización de lo que algunos con atrevimiento simpar llaman «ocio». Vivir del turismo, una forma de esclavitud moderna sin conciencia de esclavo, no se me ocurre cosa peor que la de estar toda la jornada laboral al servicio de los que han desconectado la mente de su realidad habitual para adquirir otros comportamientos repetitivos del rol del tedio vacacional.

Vacaciones, vacui dies, días vacíos que dirían los latinos y que nosotros empeñamos en llenar de actividades que otros programan para que los sintamos como tiempo libre. De seres con una existencia unitaria hemos devenido sujetos rotos en fracciones temporales sin entender que lo que llamamos tiempo libre no es libre pues su existencia está en función del tiempo no libre, del tiempo de trabajo que todo lo determina. Nuestros cuerpos siempre conectados a la reproducción del Capital. Un besico.