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Así se moviliza un pueblo por una etapa del Tour

Una gran carrera como el Tour implica también una organización del mismo nivel. Un ejemplo entre muchos; cientos de vecinos de Otxandio se han movilizado este domingo para vivir el paso de la Grande Boucle por Marixeka y Kurtzeta, preparando hasta el último detalle de un día inolvidable.

Vecinos de Otxandio esperando al paso de la carrera. (GARA)

Fue muy similar a la Mille Miglia, la carrera de resistencia que aparece como un sueño en ‘Amarcord’, una de las pelis más fellinianas de Federico Fellini. En el filme -Oscar como mejor película extranjera en 1975- era una carrera automovilística, estos días en Euskal Herria es el Tour: jóvenes y mayores boquiabiertos, participando y animando mientras el pelotón marcha a toda velocidad.

Hemos observado el respeto de la afición vasca hacia los ciclistas, pero más oculta habrá pasado la organización casi prusiana para llegar a las etapas de la mejor forma posible. Es decir, buscando la máxima optimización de la jornada, el plan perfecto.

MARIXEKA Y KURTZETA

Durante la última semana, en el pequeño pueblo de Otxandio, donde vivo desde 2015, el único «trending topic» ha sido la segunda etapa del Tour. Desde Gasteiz hasta Donostia, los ciclistas, y sobre todo los coches y la caravana publicitaria, cruzaron esta zona entre Legutio y Aramaio.

Una carretera que comparada con el recorrido de esta segunda etapa es minúscula, pero que aquí todos conocen a la perfección, y donde se pueden encontrar aficionados pedaleando casi cada fin de semana, con sus cumbres de «categoría especial» representadas por la ermita de Marixeka y el mini-puerto de Kurtzeta. Una gran ocasión para que muchos vecinos de Otxandio se acercaran para ver la etapa, bien avituallados y preparados.

Había un cruce incesante de planes distintos para este domingo, sobre todo tres, por horarios, medio de transporte más adecuado y punto preciso donde ubicarse para la cita: «Salimos a las 9.45 andando desde Otxandio», «tomamos un café a las 10.30 en el bar y luego vamos», «yo en bici con mis hijos».

Muchas ideas y mucho compromiso, aparentemente individual pero con un resultado colectivo impresionante: este domingo por la mañana prácticamente todo Otxandio -1.300 habitantes- se ha desplazado a Marixeka y Kurtzeta para ver la carrera.

Mientras las cuadrillas acudieron compartiendo coches, muchos otros completaron el camino en bici o simplemente andando, una hora a buen ritmo desde Plaza Nagusia.

Arriba había un único voluntario del Tour, un hombre mayor que parecía haber salido él mismo andando desde Plaza Nagusia. Nadie le creó ningún problema. Quienes querían cruzar las carreteras fueron avisados por los demás: «Kotxie dator, kontuz!». Muchos estaban acampados desde el sábado por la noche, aprovechando que el lugar es apto para eso.

Tras el paso del coche escoba y de las ambulancias, los otxandiarras dieron media vuelta y con extremo orden, recogiendo la basura, iniciaron el camino de vuelta hacia el pueblo, aunque algunos de ellos se quedaron en Marixeka para terminar de comer. Como un domingo cualquiera, pero habiendo disfrutado del Tour, sus grandes ciclistas y su organización gigantesca.

«Aita, ikusi duzu Van Aert? Nik bai!», le preguntaba un niño a su padre mientras bajábamos de regreso a casa. Nosotros confieso que no lo hemos llegado a ver, pero a pesar de todo este día va a ser totalmente inolvidable.