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El apoyo militar del G7 intenta calmar la impaciencia de Kiev ante la OTAN

El compromiso de 15 Estados de un fuerte apoyo militar a largo plazo, una relación privilegiada con la OTAN y más armas hicieron que Volodimir Zelenski rebajara el tono de sus quejas por la falta de un calendario para ingresar en la Alianza. Londres y Washington le advirtieron de que «no somos Amazon» y le pidieron que muestre «gratitud».

Joe Biden con Volodimir Zelenski, tras una reunión bilateral en Vilna. (Andrew CABALLERO-REYNOLDS | AFP)

La cumbre de líderes de la OTAN que concluyó ayer en Vilna mostró un fuerte respaldo a Ucrania, pero no el que Kiev quería. El calendario concreto para la integración en la Alianza militar que exigía el Gobierno ucraniano fue sustituido por el compromiso de las potencias del G7 (EEUU, Gran Bretaña, Estado francés, Canadá, Alemania, Italia, Japón) de brindar apoyo a largo plazo, con armamento, información de Inteligencia, entrenamiento de tropas y desarrollo de la industria militar.

A esta iniciativa se sumaron otros ocho países: Estado español, Países Bajos, Portugal, Islandia, Noruega, Dinamarca, Polonia y República Checa.

El día anterior, los líderes se comprometieron a acortar el proceso que debe seguir Kiev para ingresar en la OTAN, y confirmaron la invitación para unirse, pero «cuando los aliados lo hayan decidido y se cumplan las condiciones», sobre todo, el fin de la guerra.

Esta falta de concreción irritó al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, que llegó a tachar de «absurda» la declaración y a afirmar que sería utilizada por Rusia en una eventual negociación.

Ayer, Zelenski rebajó el tono, y consideró el acuerdo «una victoria importante para la seguridad de Ucrania», pero se cuidó de insistir en que «la mejor garantía para Ucrania es estar en la OTAN». Dijo estar seguro de que Ucrania se unirá a la Alianza militar «después de la guerra».

Pero para el canciller alemán, Olaf Scholz, las condiciones son las «previstas en las reglas de la OTAN» y se relacionan con cuestiones de «democracia y Estado de derecho». La cumbre formalizó además, con su primera reunión, la creación del Consejo OTAN-Ucrania, el nuevo foro que eleva las relaciones políticas entre las dos partes a un vínculo inédito hasta ahora entre la Alianza y un socio exterior.

Zelenski logró en sus encuentros bilaterales más ayuda militar: Gran Bretaña y Australia se comprometieron a enviar más carros de combate, mientras que Alemania prometió 770 millones de euros en arsenales, Noruega anunció 220 millones de euros y el Estado francés ha comenzado a enviar ya misiles Scalp, cuyo alcance de más de 250 kilómetros supera el de cualquier arma entregada hasta ahora y supone otro salto en la escalada armamentística.

Con este rearme y el acuerdo de seguridad del G7 a largo plazo, la OTAN sigue apostando por participar en la guerra sin enfrentarse directamente a Rusia, pero sosteniendo un conflicto a largo plazo que desgasta a Moscú -y a Ucrania- y dispara el gasto militar global.

El presidente de EEUU, Joe Biden, dijo a Zelenski que entiende su «frustración» por no contar con un calendario específico y su impaciencia a la hora de recibir armas, pero insistió en que «les vamos a ayudar a construir fuertes capacidades defensivas en tierra, mar y aire», y prometió entregar las armas «tan rápido como podamos».

Aun así, la permanente insatisfacción de Zelenski provocó que el ministro británico de Defensa, Ben Wallace, señalara que tanto él como el Gobierno de EEUU han advertido a Kiev de que «no son Amazon» y le pidieron que mostrara «gratitud» para superar las dudas de los políticos, sobre todo de EEUU, sobre la continuidad de este apoyo.

AMENAZA NUCLEAR

Por su parte, la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN), Nobel de la Paz en 2017, criticó el apoyo implícito de los líderes de la OTAN al uso de armas nucleares y la posibilidad del despliegue de nuevo arsenal estadounidense de este tipo en Europa.

«La amenaza de que se utilicen armas nucleares es, como mínimo, tan alta como lo ha sido desde los tiempos más profundos de la Guerra Fría», alertó, y acusó a la Alianza de no adoptar ninguna medida concreta para reducir el riesgo nuclear en el mundo.



Advertencia de China tras otro señalamiento de la Alianza

China rechazó el movimiento de la OTAN hacia la región de Asia-Pacífico y alertó de que dará una «respuesta decidida» ante cualquier acción de la Alianza que ponga en peligro sus derechos e intereses legítimos, después de que los líderes de la organización militar aseguraran que «las ambiciones declaradas y las políticas coercitivas de China desafían nuestros intereses, nuestra seguridad y nuestros valores». «Lo que sucede en la región euroatlántica es importante para el Indo-Pacífico. Lo que sucede en el Indo-Pacífico es importante para el Euroatlántico», defendió el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. No obstante, en el comunicado final no apareció la idea de abrir una oficina de enlace de la Alianza en Tokio dirigida a estrechar aún más la colaboración con socios de la región, por reticencias de algunos miembros, especialmente el Estado francés. Pero la idea sigue sobre la mesa, según Stoltenberg.GARA