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La reunión del PP con HB de la que ahora no se quiere acordar

Aznar en una visita a Bilbo en 1999. (Marisol RAMIREZ | FOKU)

Juarros, un poco conocido valle burgalés, era trending topic ayer en el Estado español. También lo era EH Bildu. En realidad ambos factores están unidos. El debate a siete celebrado el jueves en TVE obtuvo una audiencia muy relevante para ser julio y para no tratarse de un cara a cara como el de Sánchez y Feijóo el lunes. Así que muchos espectadores escucharon por primera vez a Oskar Matute (EH Bildu); quizás se sorprendieron con que tres de los siete contertulios fueran vascos; y, esto parece seguro por la repercusión del dato, alucinaron con la «noticia» de que delegaciones de máximo nivel de PP y HB se reunieron en la misma mesa en 1998.

Lo que Matute trajo a colación ocurrió exactamente el 11 de diciembre de 1998 en Juarros, en una especie de casa rural, con todas las medidas de confidencialidad que se pueden imaginar. Es más, estuvo implicada la Guardia Civil, puesto que fue quien abrió el paso a la delegación de HB hasta la localidad burgalesa. Constituye una anécdota de la que difícilmente se olvidan los representantes de la izquierda abertzale. Y especialmente Arnaldo Otegi o Rafa Díez Usabiaga, dos de los participantes en la reunión, que en 2009 serían llevados en otro furgón policial a la cárcel por el «caso Bateragune». La delegación se completaba con Iñigo Iruin y Pernando Barrena.

Sus contertulios no conformaban estrictamente una delegación del PP, sino algo aún de mayor nivel: una «troika» experta designada por el presidente español, José María Aznar, para gestionar la situación creada con la Declaración de Lizarra-Garazi y el alto el fuego de ETA, tres meses antes. Esa «gestión» comenzaría con el discurso en el que Aznar se refirió respetuosamente al «Movimiento de Liberación Nacional Vasco» y concluiría con reuniones con ETA por parte de esos tres mismos representantes.

Sin motivo ni objetivo claros

Paradójicamente los contactos de este triunvirato de Aznar con ETA en Zurich llegarían al conocimiento de la opinión pública antes que la reunión con HB. En parte, porque el objetivo de Juarros nunca estuvo claro.

La entrevista fue propuesta desde la esfera del presidente del Gobierno y, tras su aceptación por HB, dio paso a un cruce de planteamientos políticos durante una larga tarde. Quizás Aznar solo quería «quedar bien», en la línea de su declaración sobre el MLNV. Visto que luego su equipo se reunió con ETA, tampoco debería suscitar excesivo escándalo que lo hiciera con una formación política que era legal. Pero es la obsesión de la derecha española con vetar entonces a HB, luego a Batasuna y ahora a EH Bildu lo que crea la contradicción.