EL ÚLTIMO BAÑO DE MASAS DE PINOT ANTES DE VOLVER A LA TRANQUILIDAD

El corredor del Groupama fue el gran protagonista en su última etapa de montaña en el Tour ante unos aficionados enfervorizados. Ha querido despedirse a un gran nivel en el Giro (5º) y en el Tour (11º) antes de vivir en su granja en la montaña con los animales tras soportar la presión de verle como relevo de Hinault.

Thibaut Pinot vivió ayer un día inolvidable en su última etapa de montaña en el Tour en su casa, en Los Vosgos, en la que consiguió subir al podio como corredor más combativo tras atacar desde lejos para pasar en cabeza por el Petit Ballon, donde se concentraron miles de seguidores suyos para despedirlo a lo grande: «Los Vosgos es mi terreno, son las carreteras que conozco. El cuerpo está fatigado, pero he intentado recuperar para darlo todo en esta última etapa. La he esperado con mucha motivación y ganas».

No solo ayer, durante todo el Tour ha recibido el cariño de su afición, que le ha sorprendido porque «no soy un gran campeón, solo un buen corredor, pero hay unas generaciones que han crecido conmigo desde que pasé a profesionales, que han amado el ciclismo conmigo».

Thibaut Pinot pasó a profesionales con 19 años en 2010, en su debut en el Tour en 2012 acabó décimo en la general, en 2013 ganó su primera etapa, en 2014 acabó en el podio y desde muy joven tuvo que soportar la presión. Su hermano Julien, que le ha acompañado toda la carrera con un carácter que hacía de contrapeso al suyo dentro del staff de Groupama-FDJ, reconoce a GARA el peso que eso supuso: «Francia necesitaba un sucesor de Bernard Hinault desde que ganó el último Tour en 1985, se le puso desde muy joven esa etiqueta y es complicado vivir con ella».

Tenía 24 años cuando subió al podio y nunca ha podido volver a acabar la prueba entre los diez primeros. Tuvo problemas con la presión que le rodeaba. Le tuvieron que buscar un entrenamiento especial para quitarse el bloqueo en las bajadas, le programaron calendarios con pocas carreras francesas y, aunque ganó una etapa del Tour en 2015, sus mejores resultados desde su podio los logró en el Giro de 2017, con una victoria y una cuarta plaza en la general, y en la Vuelta de 2018, con dos etapas y un sexto puesto final antes de ganar su único Monumento, el Giro de Lombardía. Con ese impulso volvió a la carrera tras un año sin correrla en 2019.

EL TOUR DE 2019

«Pienso muchas veces en ese Tour. Es una cicatriz que ha quedado en mi carrera, porque no sé cómo habría acabado. Mi victoria en el Tourmalet fue uno de mis mejores momentos, pero para mí fue más importante el día siguiente en Prat d’Albis. Fui segundo, no es una victoria, pero ese día fue el mejor momento de mi carrera cuando dejé a Bernal y demostré que era el más fuerte. Ese día pensaba que podía ganar ese Tour», recuerda Pinot.

Llegó cuarto a los Alpes por delante del ganador final, Egan Bernal, pero tuvo que abandonar entre lágrimas con una lesión muscular en su muslo izquierdo que le impedía incluso andar. Por eso, al hacer balance de su trayectoria en el Tour, destaca que «hay muchas emociones, pienso en muchas cosas desde que debuté en 2012. He pasado muchas cosas, tengo buenos y malos recuerdos, pienso que he hecho del Tour mi carrera y estoy contento de acabar aquí a un buen nivel. Siempre he llegado con muchas ganas a esta prueba, pero he tenido pequeñas cosas, lesiones, que me han impedido dar mi mejor nivel. Forma parte de esto».

Destaca que todo ha cambiado desde que debutó en profesionales. «Cuando ves lo que se ha mejorado en la nutrición, pienso que si hace 14 años hubiéramos empezado así mi carrera habría sido diferente. El material de las bicis ha evolucionado. Se va más rápido, todo ha mejorado, pero yo prefiero el ciclismo de antes, nos divertíamos más. Cuando debuté en el Tour en 2012, medio pelotón estábamos antes de las etapas en el Village Depart. Ahora no va ningún corredor, todo es demasiado serio. Cuando veo a los corredores cómo viven ahora, tengo la impresión de que están obligados a vivir así y no me gusta», lamenta.

ACABAR EN LO MÁS ALTO

Por eso Pinot no ha querido alargar su carrera y ha decidido dejar el ciclismo con 33 años en la cima. Su hermano Julien nos explica que «lo importante para Thibaut es acabar con un gran año. El gran objetivo de la temporada era el Giro, hizo quinto en la general, ganó la montaña y fue segundo en dos etapas y fue un placer alcanzar ese nivel. En el Tour el objetivo era ayudar al equipo, a Gaudu, a hacer una buena clasificación general, pero lo que él quería es acabar con una buena nota, tener un buen final de carrera y no acabar arrastrándose».

Y destaca que ha acabado con un undécimo puesto en la general y con mucha presencia en escapadas: «Sabíamos que encadenar Giro y Tour es muy complicado, hay muy pocos corredores que lo hacen, pero ha salido muy fuerte del Giro, ha hecho una buena aproximación al Tour y ha conseguido dar un gran nivel en las dos carreras. Llegó al comienzo del Tour con un nivel medio para mejorar y acabar bien en las últimas etapas de montaña. Después de su caída en Niza, en la primera etapa del Tour en 2020, ha tenido dos años muy complicados a nivel físico, ha necesitado dos años para reencontrar su nivel, desde el final de la pasada temporada lo recuperó y eso le ha permitido buscar resultados en las carreras en las que ha participado».

También reconoce Julien Pinot que en su decisión de dejarlo ha sido clave su deseo de vivir tranquilo en la naturaleza: «Le gusta vivir en la montaña, está muy vinculado a su región, a los animales... Le gusta eso. Es su forma de vivir en el monte tranquilo, alejado del bullicio de la ciudad. Pero ha agradecido lo que ha vivido desde el inicio de la prueba, con muchos aficionados apoyándole, con una alta cota de popularidad entre los franceses. Es atacante, su forma de correr le ha podido llevar a decepciones, como en el Giro, pero la gente lo valora».