En el que ha sido el quinto golpe en Níger desde que se independizó de Francia en 1960, además de otros innumerables intentos y asonadas militares que fallaron, el general Abdourahamane Tchiani, a cargo de la guardia presidencial desde 2011, se ha autoproclamado jefe de Estado en un discurso televisado en el que dijo que su junta, denominada Consejo Nacional para la Salvaguardia de la Patria, tomó el poder debido a «la inseguridad, los problemas económicos y la corrupción» que sufre el país. También dijo que «respetaría todos los compromisos internacionales del país».

La junta, que mantiene secuestrado junto a su familia al depuesto presidente, Mohamed Bazoum, aunque puede comunicarse con otros jefes de Estado, advirtió en un comunicado que actuará en contra de «cualquier intervención militar extranjera» y habló de un «baño de sangre» en caso de que se produjera. Y acusó directamente a Francia, que tiene 1.500 soldados desplegados en Níger, de haber infringido el cierre de fronteras decretado al hacer aterrizar un avión militar en el aeropuerto internacional de la capital, Niamey.

UN PAÍS CLAVE

La llamada comunidad internacional ha condenado el golpe y ha pedido la liberación del presidente. En ese sentido se han manifestado la ONU, la Unión Europea, la Unión Africana o la Comunidad Económica de Estados de África Occidental; y también, muy enfáticamente, EEUU y Francia. Ambas potencias occidentales han manifestado su «apoyo incondicional» a Bazoum y han suprimido indefinidamente la ayuda presupuestaria que recibía su otrora país aliado en la zona.

Y es que Níger era un aliado clave de Francia y EEUU en la guerra contra las facciones islamistas de Daesh y Al Qaeda en el Sahel. También era un aliado para Unión Europea en la lucha contra la migración irregular procedente del África subsahariana. Pero, sobre todo, es el cuarto productor mundial de uranio y el primer proveedor de Francia, la gran potencia nuclear de Europa.

LA SOMBRA DEL OSO RUSO

Mientras miles de nigerinos se echaron a la calle, algunos ondeando banderas rusas, para apoyar a los golpistas que dieron el golpe en medio de la cumbre Rusia-África que se celebrada en San Petesburgo, la preocupación aumentaba en las cancillerías occidentales. ¿Seguirá Níger el ejemplo de sus vecinos Burkina Faso y Malí, que han virado hacia Rusia desde que dieron sus propios golpes de estado?

Yevgeny Prigozhinse se apresuró a responder a esa pregunta en un canal de Telegram afiliado a Wagner, aunque es difícil verificar la autenticidad de sus comentarios: «Lo que sucedió en Níger no es más que la lucha del pueblo nigerino contra sus colonizadores». Se cree que Wagner tiene miles de combatientes en países como la República Centroafricana y Malí.