El ansiado cese el fuego bilateral entre el Gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) arrancó a las cero horas de ayer con gran expectativa y esperanza en el país, ya que será el más largo pactado con la guerrilla, con una duración de 180 días, y será verificado por Naciones Unidas. El arranque coincidió con la instalación en Bogotá del Comité Nacional de Participación (CNP), mecanismo que nace con el propósito de promover la inclusión de la sociedad en la construcción de la paz, durante el inédito encuentro entre el presidente colombiano, Gustavo Petro, y el ELN en la capital.

Desde que se firmó el acuerdo, el 9 de junio al término del ciclo de conversaciones en La Habana, hasta la fecha ha habido especulaciones sobre cómo funcionará esta medida destinada a reducir el conflicto y crear condiciones para avanzar hacia un acuerdo de paz. Por ahora, no hay una lista de acciones concretas permitidas o prohibidas, sino que ambas partes se comprometen a «no realizar acciones prohibidas en el Derecho Internacional Humanitario».

El camino hasta este punto no ha sido fácil pues desde que arrancaron los diálogos de paz, en noviembre del año pasado, estuvo entre las prioridades de ambas delegaciones. Sin embargo, tuvieron que pasar tres rondas de conversaciones, en Venezuela, México y Cuba, para que se lograra un acuerdo para el cese el fuego bilateral, que estará vigente hasta el 29 de enero de 2024.

Durante el anuncio del acuerdo en La Habana por parte de Petro y del primer comandante del ELN, Antonio García, la delegación guerrillera resaltó: «¡Los pueblos son el corazón de la paz! Iniciamos un nuevo camino donde el campesinado, los jóvenes, niños, adultos mayores, mujeres, poblaciones étnicas y LGTBIQ+ puedan decidir cómo quieren participar en la construcción de paz».

Ya el miércoles, las delegaciones negociadoras del ELN y del Gobierno se vieron las caras en Bogotá, en una imagen inédita, en una primera reunión del CNP, que hasta la fecha agrupa a 81 personas de 30 sectores que buscarán recabar los problemas e inquietudes de la sociedad para integrarlos en los diálogos de paz.

«CELERIDAD Y RIGUROSIDAD»

«No nos levantaremos de la mesa hasta conseguir el fin del conflicto armado y vamos a combinar celeridad y rigurosidad para alcanzar el acuerdo final», dijo ayer el jefe negociador del Ejecutivo, Otty Patiño, durante el acto de instalación del CNP con presencia también del jefe negociador del ELN, Pablo Beltrán, que volvió a la capital después de más de tres décadas.

Beltrán aseguró que ambas partes tienen voluntad de cumplir el cese al fuego bilateral, pero citó a los grupos paramilitares, con quien el ELN tiene una guerra abierta y que no están incluidos en este cese «no porque no se quiere, sino porque no se alcanza».

«Podríamos decir que estamos ante un acontecimiento inédito para Colombia, poder contar con un escenario de debate democrático para realizar un diagnóstico sobre los problemas del país y luego construir como Acuerdo Nacional una Agenda de Transformaciones para Colombia», indicó Antonio García, primer comandante del ELN, en su cuenta de Twitter.

En otra muestra de apoyo a la paz en el país, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el miércoles una ampliación del mandato de la misión de la ONU en el país con el fin de que pueda encargarse también de verificar este alto el fuego. La misión se reforzará con otros 68 observadores internacionales y el personal de acompañamiento civil.

Por su parte, el senador Iván Cepeda, quien tuvo un papel protagonista en las conversaciones de La Habana entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC-EP, valoró en su cuenta de Twitter que «es la primera vez que el ELN da muestras de querer entrar en la vida política y acabar el conflicto armado».