Koldo CAMPOS
Escritor
JOPUNTUA

La mediocridad no es transparente

No obstante las expectativas creadas tras el recuento del voto exterior, y la posibilidad de que se produjera un cambio en el reparto de escaños, lo cierto es que para nada se ha modificado el resultado de las elecciones del pasado mes de julio ratificándosela victoria de la alianza formada por el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional, que han obtenido una mayoría amplia que, incluso, podría ser absoluta de confirmarse los magníficos resultados obtenidos por la Conferencia Episcopal Española, la CEOE y el IBEX 35 que, como es habitual, han anunciado su intención de renovar con la justicia española los tradicionales pactos a los que, igualmente, se suma alborozada la Casa Real española con el beneplácito del mercado europeo y el de la Casa Blanca.

Sí, es verdad que estos «partidos» no están acreditados como tales, ni participaron en las elecciones, ni han tenido necesidad de mejorar su imagen en las encuestas o de exponerse al ridículo en debates televisivos, pero ganan las elecciones siempre y sin abrir la boca. Si acaso una nota episcopal de vez en cuando, una sentencia sobrevenida, un llamado al orden, porque si algo los caracteriza es la discreción. La misma con la que el emérito va y viene de Abu Dabi a Sanxenxo para, ya de paso, ganar de nuevo la regata del pueblo pontevedrés con tanta destreza como la que se le conocía al caudillo en la pesca de salmones. La misma mesura con la que Cristina Ibarrola exhibe su elegancia en plenos y joyerías, cuando no especula plazas de aparcamiento o tala los árboles de la calle Sangüesa. A la alcaldesa de la extrema navarra, aupada al cargo por el PSOE para que no gobernara Asiron la alcaldía de Iruña, le ha bastado muy poco para quedar en evidencia.

Es el problema que tiene ponerle nombre a la mediocridad, que una vez tiras del cargo aparece la identidad del incumbente en todo su emperifollado esplendor.

(Preso politikoak aske)