Koldo LANDALUZE
Crítico de cine

Friedkin el punky

Friedkin perteneció a aquella generación de cineastas -Coppola, Spielberg, Lucas, Cimino, Scorsese, etc.- que irrumpió en la Industria cuando el cine más los necesitaba. Un grupo de directores salvajes que nunca conoció el término medio, o pulverizaban las taquillas o hundían a los estudios.

En el caso de Friedkin, siempre será recordado por dos títulos en los que dejó su sello particular, “El exorcista” y “French Connection”. Dicha seña de identidad se tradujo en una personalidad egocéntrica, indomable y, sobre todo, muy punky. Unas características que podrían ser aplicadas a muchos de sus colegas. Nunca se arrugó a la hora de sacar el mayor rédito a sus escenas. En “El exorcista”, por ejemplo, no dudó en machacar las costillas de Ellen Burstyn tirando con fuerza de la cuerda que la ataba en una secuencia en la que su hija endemoniada la lanzaba por los aires o se sirvió de un tiro de escopeta para captar con nitidez enfermiza el gesto de susto que debía lucir Jason Miller.

En “French Connection”, se lanzó a las calles sin pedir permisos a las autoridades de Nueva York para rodar una de las secuencias automovilísticas más impresionantes de la historia del cine. A estos ejemplos habría que sumar una eterna olvidada, el remake que filmó de “El salario del miedo”, de Clouzot, y que bajo el título de “Carga maldita” representó la quintaesencia de lo que se supone debe ser un rodaje enloquecedor.