Aitor Elordi y Jon Ander Albisu necesitan vacaciones. De verdad, y sin que nadie se lo tome como una burla para el delantero de Mallabia y el zaguero de Ataun, la imagen que ofrecieron ayer en el Aritzbatalde de Zarautz fue indigna de sí mismos. Voluntariosos sin duda, pero jugaron a un nivel a años luz de su categoría real. Cierto que Altuna III e Imaz tuvieron algo que ver, pero en realidad Elordi y Albisu dieron la impresión de haber colapsado mentalmente, al menos en lo que se refiere a este Masters Caixabank, donde aún tendrán que disputar una última jornada pese a no jugarse nada.

Mientras tanto, Altuna III e Imaz volvían a igualar en la cabeza de la clasificación con Ezkurdia y Mariezkurrena, aunque en caso de empate sea la pareja navarra la que acabaría en las primera plaza de la liguilla, de forma que se colaría en semifinales sin necesidad de pasar por los cuartos de final, lo cierto es que el dúo guipuzcoano logró abrir una ventana a sus opciones de primera plaza.

En cuanto al partido, poco se puede contar porque duró hasta el 2-4. De poco sirve firmar grandes tantos sueltos frente a Altuna III e Imaz. La pareja íntegramente guipuzcoana no tardó en tomar la iniciativa en el marcador y con un Albisu que, entre obligado y presa de las prisas, no necesitó verse muy exigido para perder cuatro pelotas, la pareja azul se adelantaba con un más que evidente 2-12. Un parcial de 0-8 que desnivelaba la balanza absolutamente, sin ninguna réplica por parte de Elordi, incapaz de encontrar una fisura al delantero de Amezketa, y mucho menos Albisu, que por momentos se vio hasta dominado en el peloteo por parte de Imaz.

TACADA DE DOS TANTOS

Nada más demostrativo del bajo momento de los colorados es que su tacada de tantos más extensa fue de únicamente dos, del 6-20 al 8-20, este último conseguido con el saque por parte de Elordi. El de Mallabia y Albisu sumaron tres tantos en juego y perdieron 12, tratando de forzar el ataque o el contragolpe en la primera parte, pero a partir del 2-12 desconectaron y alguna que otra pelota que dejaron sin levantar fue por falta de compenetración.

En la recta final, Jokin Altuna cayó en una pequeña espiral de errores, en buena medida porque buscó alguna que otra filigrana que en los apretados márgenes del frontón Aritzbatalde no tuvo cabida. Con todo, dejó tantos como el dos paredes de izquierda para el 6-18 o el 8-22 final, para firmar un triunfo que fue demasiado fácil.