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CODALET

Puigdemont y la investidura centran el debate en la UCE

Los presidents Aragonès, Torra, Puigdemont, Montilla y Pujol, en Sant Miquel de Cuixà.
Los presidents Aragonès, Torra, Puigdemont, Montilla y Pujol, en Sant Miquel de Cuixà. (Glòria SÁNCHEZ | EUROPA PRESS)

El carácter determinante de la posición de Carles Puigdemont para la investidura de Pedro Sánchez dio aún mayor relevancia a su presencia ayer en Catalunya Nord, donde participó en unas jornadas de la tradicional Universitat Catalana d'Estiu (UCE) en la abadía de Sant Miquel de Cuixà, en Codalet. Tras viajar desde Waterloo sin problemas, se reunió ahí y posó con sus antecesores en el cargo: Jordi Pujol (CiU), José Montilla (PSC), Quim Torra (Junts) y el actual president de la Generalitat, Pere Aragonès (ERC). Solo faltaron Artur Mas (CiU), al encontrarse de vacaciones, y Pasqual Maragall (PSC), por motivos de salud.

A su llegada, Puigdemont no quiso hacer declaración alguna sobre la cuestión de la investidura. Al entrar en la iglesia, asistentes al acto gritaron ‘‘Puigdemont, el nostre president’’, mostrando esteladas, banderas y camisetas con consignas independentistas. Ya en el interior, también fue ovacionado cuando Jordi Pujol destacó su figura con un «particular reconocimiento» y destacó que la identidad catalana «está en peligro».

Durante el acto, los presidentes intervinieron por orden cronológico de su mandato y tras la intervención del profesor de Historia de la Música en la Universitat de Barcelona (UB), Jaume Carbonell, y el abad de Montserrat, Manel Gasch. En sus discursos, el público aplaudió y lanzó gritos por la independencia y, en el caso de Montilla, silbaron y reprocharon su discurso cuando hablaba de «diálogo y pactos», en referencia al apoyo de partidos independentistas a la investidura de Pedro Sánchez.

PUIGDEMONT Y ARAGONÈS

Las intervenciones tuvieron un contenido político algo difuso al basarse las jornadas en otras cuestiones, como la figura del compositor y referencia catalanista de primer orden Pau Casals. «Hoy, gracias al punto de apoyo de Casals, nos podemos proyectar, reivindicar delante del mundo como aquello que somos y podemos reivindicar la lengua como patrimonio del mundo», manifestó Puigdemont.

Destacó, así, que «el catalán se habla en la ONU» y cree que hay un conflicto no resuelto respecto a la lengua. «Hay una lengua que no se podía usar con normalidad, que merece ser tratada con normalidad. Cuando pedimos que el catalán continúe siendo una lengua de Europa lo hacemos siguiendo aquel mismo hilo que las generaciones que nos han precedido supieron tejer», afirmó.

Aragonès, por su parte, afirmó en su intervención que es «imprescindible» avanzar en la solución del conflicto político entre el Estado español y Catalunya. Y citó que el mero hecho de tener que celebrar estas jornadas fuera de su territorio, en Catalunya Nord, es un exponente de ese «conflicto pendiente de resolver» que tiene como raíz «no la represión, sino la negativa del Estado a reconocer el derecho de Catalunya a decidir su futuro».

El también independentista Quim Torra achacó en su discurso a «una tenebrosa maniobra española» que Casals no recibiera el Nobel de la Paz cuando fue uno de los candidatos finalistas en 1958. «Curiosamente, ese año el Premio Nobel de la Paz quedó desierto», ironizó.