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Un despertar a la vida y las emociones


Paul Saintillan y Jeanne Aslan irrumpieron con fuerza con este su debut en el largometraje, el cual se alzó con el premio a la mejor película de la sección Nuevos Directores de Zinemaldia del pasado año.

La humildad que rebosa la cinta es su principal virtud, acorde a una trama que se limita a narrar las jornadas veraniegas que comparten sus dos protagonistas, dos adolescentes que provienen de familias muy diferentes. Ella, cuyo nombre da título al filme, es una joven de clase baja que corre el peligro de asfixiarse en un entorno familiar muy deteriorado, mientras que él proviene de un clan acaudalado. Con estos mimbres tan básicos, la pareja de guionistas y directores han construído una película afable y vital que se aleja de las cargas de profundidad dramáticas y edulcoradas para tratar con total naturalidad los pasajes reconocibles que comparten ambos personajes.

CRÓNICA DE UN VERANO

“Un verano con Fifí” es sobre todo una película sobre esas primeras emociones que resultan tan fascinantes como dolorosas y que, inevitablemente, siempre nos acompañarán durante el resto de nuestras vidas.

La cámara capta con detalle estos días compartidos y suma al relato otro personaje que adquiere una relevancia muy especial dentro del conjunto, la ciudad en la que se escenifica esta historia. A través de sus paseos en bici, mientras desde la butaca sentimos la brisa que les acompaña en su ruta y una luz tan hermosa como cegadora, ambos personajes se embarcan en una aventura vital embriagadora y muy recon- fortante. A todo ello habría que sumar ese espíritu del cine de Rohmer que se cuela entre unas secuencias muy bien planificadas y en las que la cámara siempre se encuentra a una distancia prudente y sin entorpecer los primeros roces y besos clandestinos.