Koldo LANDALUZE

Paso a paso y mirando hacia atrás

Llama la atención que el best seller que escribió hace más de diez años Rachel Joyce, bajo el título de “El insólito peregrinaje de Harold Fry”, no haya tenido antes una adaptación fílmica, sobre todo teniendo en cuenta que la trama cuenta con suficientes ingredientes como para seducir al espectador.

Ha tenido que ser Hettie Macdonald -directora británica de cine, teatro y televisión y conocida por ser la directora del considerado por muchos el mejor capítulo de la serie “Doctor Who”, “Blink”- la encargada de plasmar en imágenes la inusual ruta que realizará un hombre recién jubilado cuya gris mecánica cotidiana cambia por completo cuando, un día, recibe una carta en la que una vieja amiga y compañera de trabajo le anuncia que padece un cáncer terminal. Cuando el protagonista se encuentra ante un buzón para echar su correspondiente respuesta, decide llevarla en propia mano a su destinataria.

Fruto de ello es un viaje a pie de 800 km, una ruta iniciática en la que descubre en cada etapa cuestiones que le harán replantear su propia existencia.

Con estos mimbres, Macdonald ha contruído un drama íntimo y muy emocional que tiene en la omnipresencia del gran actor Jim Broadbent su baza principal.

El oscarizado actor de “Iris” compone un personaje muy verosimil en una situación completamente inusual, haciendo partícipe al espectador de un viaje en el que, de manera inevitable, también hacen acto de presencia los fantasmas del pasado que acompañan a Harold Fry.

Es verdad que el filme peca de una excesiva buena intención, sobre todo en lo relativo al poder curativo de la bondad. Es verdad, también, que la película funciona mejor cuando deja entrever su lado de comedia en el primer tramo del filme, pero en su conjunto es un proyecto respetable sobre el otoño vital.