Koldo LANDALUZE
¡SALTA!

Jugando con el tiempo

Olga Osorio hace su debut en el formato largo partiendo de su multigalardonado cortometraje “Einstein-Rosen” (2016). En dicha propuesta, nos encontrábamos a dos hermanos que, además de compartir las habituales disputas infantiles, exploraban la idea de encontrar agujeros de gusano para viajar en el tiempo.

Esta base argumental se mantiene en “¡Salta!” pero, como suele ocurrir en tantas ocasiones, lo que funcionaba como una idea para un cortometraje se queda a mitad de camino en su traslado a un metraje más largo.

Es verdad que en esta ruta se pierde buena parte del encanto del original, pero también es verdad que la idea le ha permitido a la directora abrir nuevos cauces en los que encontramos situaciones muy reconocibles y bien elaboradas. Se trata de una afable comedia familiar que coquetea con lo fantástico y la evocación ochentera de películas tan representativas dentro del subgénero como “Regreso al Futuro”, sobre todo en lo relativo a los viajes temporales que protagonizan los chavales.

En realidad, estos viajes fantásticos se entrelazan con la propia historia familiar que da sentido a dichos traslados a otras épocas y lo hace de manera orgánica, no es una premisa arbitraria o una invención que aparece de repente. Aunque las justificaciones y explicaciones de índole científico no siempre están completamente definidas en el guion, tampoco es especialmente necesario, Osorio logra dotar de cierta complejidad y atención al detalle de la mecánica temporal, un aspecto fundamental en su vertiente más nostálgica y acorde a los gustos de los chavales, tanto en lo relativo al fútbol como a los videojuegos.

Buena parte del encanto del filme se concreta en las interpretaciones que realizan los dos chavales protagonistas, Mario Santos y Tamar Novas.