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Amigos de la red Comète, o el deber de resistir frente al olvido

Al igual que cada año por estas fechas, la asociación Amigos de la Red Comète organiza una serie de actos de homenaje y memoria para que, en esta Europa en la que se expande con rapidez la ultraderecha, no se olvide a quienes una vez lo arriesgaron todo para poner a salvo a pilotos aliados que combatían al nazismo.

Homenaje celebrado ayer en las estelas colocadas en Biriatu en recuerdo a Antoine d´Ursel y James F. Burch, que se ahogaron en diciembre de 1943 tratando de cruzar el Bidasoa tras ser descubiertos y tiroteados por la Guardia Civil. (Guillaume FAUVEAU)

Se trata de una asociación que no entiende de fronteras. La Red Comète, conformada por gentes de procedencia diversa, vela por que el paso del tiempo no haga caer en el olvido a quienes resistieron activamente al nazismo.

Aunque la antena emisora de esa red clandestina creada por la enfermera Andrée de Jongh, conocida como «Dedée», se situó en Bruselas (Bélgica), el paso del río Bidasoa fue un punto neurálgico de cara a poner a salvo a centenares de personas, entre ellas pilotos que, tras el derribo de sus aparatos, trataban de completar un largo y peligroso camino para retornar a Gran Bretaña, cruzando por Gibraltar. Ayudó a huir a unas 875 personas, la mayoría aviadores aliados.

La sección vasca de la Red Comète perdió en junio del año pasado a uno de sus últimos miembros, cuando la vida de Josephine Agirre se apagó finalmente en Ziburu a los 94 años de edad.

De nombre en clave «Fifine», Agirre se incorporó con solo 15 años de edad a la red entre cuyos integrantes destaca un nombre, el de su propia madre y figura emblemática de la Resistencia vasca, Kattalin Agirre.

«Les combattants volontaires de la Résistance a leur camarade», reza una placa en la tumba que comparten ahora madre e hija en el cementerio del municipio labortano de Sokoa.

Florentino Goikoetxea, el mugalari natural de Hernani, reposa a pocos metros de distancia bajo una lápida de mármol sobre la que hay otra placa con la que la Royal Air Forces Escaping Society hace constar su agradecimiento a este guipuzcoano. Son los nombre más conocidos de una organización clandestina de la que formaron parte otras muchas personas, como la urruñarra Frantxia Usandizaga o el especialista del paso de muga Juan Larburu, también de Hernani.

PERIPLO LABORTANO

Angelu, Baiona, Donibane Lohizune-Ziburu y Urruña son algunas de las etapas obligadas en los actos de homenaje que han organizado este año los Amigos de la Red Comète en Euskal Herria. El programa de actos puede consultarse en el blog de la asociación.

En las citadas localidades han hecho patente ante las nuevas generaciones que personas anónimas pusieron en juego sus vidas para ayudar a otras, hasta conformar una de las líneas de evacuación de pilotos aliados que se demostró más efectiva durante la II Guerra Mundial.

El pasado jueves, día 7, arrancaron los actos conmemorativos con la presentación en la librería Elkar de Baiona del cómic “Comete sarea. Piloto aliatuen ihesbidea”, realizado por el dibujante Marko.

El libro se basa en el testimonio prestado a sus 94 años de edad por la angeluarra Christiane Sandias, que tenía 14 años cuando ejerció de mensajera en la asociación. Posteriormente, tuvo lugar la recepción de bienvenida a los representantes de las delegaciones extranjeras.

El viernes, representantes de la asociación realizaron una asamblea general en el frontón de Donibane Lohizune, una ceremonia en el Monumento de los Muertos y una posterior recepción en el Ayuntamiento. Sobre las 15:00 se dirigieron a Angelu, en cuyo cementerio recordaron a «Jeannot», hijo de la familia Dessié, que convirtió su casa, villa Voisin, en teatro de operaciones de la red. El programa de ese día dedicado a la memoria se completó con un acto en la plaza Lamothe y una recepción en el Ayuntamiento.

Ayer, en el cementerio de Sokoa, homenajearon a Kattalin y Josephine Agirre, al mugalari Florentino Goikoetxea y la resistenteMarie-Christine Elgorriaga. Después siguieron su marcha para realizar otro acto ante el monumento a los caídos, en Urruña. Tras reponer fuerzas con una comida popular, se llevó a cabo un acto en las estelas colocadas en Biriatu, frente al Bidasoa, para recordar a dos pilotos, Antoine d'Ursel y James F. Burch, que murieron ahogados en diciembre de 1943 cuando intentaban pasar la muga. El grupo fue descubierto y tiroteado por la Guardia Civil en la oscuridad.

A partir de las 16.30, los miembros de Amigos de la Red Comète Bidasoa realizaron la travesía a pie del río que guarda las historias de quienes lo cruzaron hace ya ocho décadas hacia el sur huyendo del nazismo, y ahora lo hacen hacia el norte, como los migrantes en tránsito que escapan de la miseria. Sin olvidar otros muchos tránsitos, ya más ligados a la historia interna de Euskal Herria.

Hoy será el día en el que los integrantes de la asociación visitarán el caserío Sarobe de Oiartzun, en Gipuzkoa, donde la familia Iriarte Berasategui acogía temporalmente a las personas que los mugalaris de Comète ayudarían después en su huida hacia Gibraltar con etapas en Errenteria y Donostia. Finalmente, una comida en Hernani servirá de encuentro y acto de despedida para los integrantes de Amigos de la red Comète, asociación que trabaja para que el olvido no gane la batalla al deber de la memoria.