Fede DE LOS RÍOS
JOPUNTUA

Efemérides

Hace cincuenta años, cinco días después del golpe de Estado contra el Gobierno de Salvador Allende, el presidente de los EEUU de Norteamérica, paradigma de la democracia del mundo libre, Richard Nixon, se quejaba a su Secretario de Estado, Henry Kissinger, por la reacción de algún sector de la prensa sobre lo que acontecía en Chile.

“Deberían estar celebrándolo”, afirmaba el galardonado con el nobel de la Paz Kissinger, “en tiempos de Eisenhower seríamos héroes”. “Pero no se ve nuestra mano”, le inquiere el presidente americano. “Bueno, nosotros no lo hicimos, nosotros ayudamos” responde el secretario. Y ayudaron. Nada más ganar Allende las elecciones, Nixon pidió al director de la CIA que fomentase el golpe: “Haced que cruja la economía”. Son documentos recientemente desclasificados que todo el mundo sabía. En eso consiste la democracia americana: si hay suerte, accedes a parte de la verdad de lo acontecido decenas de años antes. Después de Chile, Kissinger siguió llevando la democracia a Argentina, Uruguay y Bolivia, la llamada Operación Cóndor. Pero no se circunscribió a América; el altruismo democrático yanqui posee carácter universal, el premio nobel de la Paz ayudó en Angola, Mozambique, Rhodesia, Oriente Medio, Pakistán, Vietnam, Laos, Camboya. En especial en Timor Oriental donde se acabó con un tercio de su población (la molesta y antidemocrática que apoyaba al Fretilin). En Indonesia, unos años antes, había ayudado a liberarla de un millón y medio de molestos y subversivos izquierdistas.

Es curioso que la imagen del 11-S, el icono del horror, sea la caída de las torres gemelas de Nueva York y no, por ejemplo, el bombardeo sobre el Palacio de la Moneda en Chile auspiciado por la Administración norteamericana o la masacre de miles de hombres mujeres y niños en los campos de refugiados de Sabra y Satila por falangistas cristianos ayudados por Israel, el aliado americano, o los miles de horrores cualquier 11 de septiembre en cualquier parte del mundo donde estén en juego los intereses de la democracia americana.