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DE REOJO

Las cuerdas atan


Hay personas locas y personas cuerdas. Pero todos sabemos que las cuerdas atan. Y en la locura hay tantos matices que parece el estado natural de la vida de algunos mamíferos bípedos. Quizás lo correcto es decir salud mental. Los ambulatorios son centros de salud en su nominación pre-diluvio universal. ¿Cómo es posible que una doctora llame al 112 para que se lleven al siquiátrico a un paciente que tiene enfrente debido a su homosexualidad? O todo es una mentira monumental o hay que atarse con alambre a un poste imaginario buscando una posible interpretación de la propia cordura. ¿Está detenida la galena?

Cada día nos asustan con supuestas manifestaciones de la IA que suplantan voces, cuerpos, escrituras, fotos, vídeos, canciones que rozan lo imposible de discernir, lo que nos lleva a un punto de sospecha total. Las imágenes de Ortuzar con Puigdemont son fruto de estas aplicaciones que rozan la magia o forman parte de otra coreografía política de baile al suelto. Interpretar este alumbramiento de complicidades se debe hacer con técnicas de desciframiento de jeroglíficos milenarios. Llegará un día que convertiremos el sincebollismo en un anatema, en una corriente de opinión que a partir de su asentamiento en ciertos batzokis se cree una escisión.

Como el fútbol es un deporte rey, los cuñados de Urdangarin han dado una nueva bofetada a las campeonas del Mundo y han suspendido la recepción programada para el próximo martes. Y se recuerda que en nómina de esa casa hay una periodista con dos hijas que esperan llevar corona. Son lo peor.