Koldo LANDALUZE
CRÍTICA: «EL SOL DEL FUTURO»

El autor ante su espejo

Nanni Moretti vuelve a colocarse ante el espejo para asumir la personalidad de un cineasta que ultima los detalles de su nueva película, cuyo argumento se centra en la llegada a un pueblo italiano de un circo húngaro justo cuando la Unión Soviética invade ese país, lo que convulsiona por completo a los dirigentes del Partido Comunista local, todavía apegados al dictado de Stalin.

Asumido el rol de su “alter ego”, el cineasta nos va descubriendo su personalidad vitalista, a las puertas de su otoño, y ácida; cosa que ocurre en cuanto abre la boca y lanza sus dardos. Capaz de lo mejor y de lo peor, su propia declaración de intenciones lo lleva a no limar su discurso, ni siquiera en un entorno familiar que siempre amenaza con saltar por los aires.

Moretti también nos redescubre su faceta más sicoanalista en este espejo que lleva por título “El sol de futuro” y, en el que el firmante de películas tan recordadas como “Caro Diario”, vuelve a plantearnos sus dudas existenciales, profesionales y políticas. No todo es un medido canto vanidoso a su propio y tremendo ego, el director también encuentra su momento para hacernos partícipes de situaciones tan impagables como la que protagoniza su personaje en una reunión con directivos de Netflix, un guiño vitriólico a las nuevas conductas de producción que imperan en el mundo actual. Tampoco se puede pasar por alto la comunión que comparte con sus intérpretes habituales, comenzando con la siempre infalibre Margherita Buy -quien encarna a su compañera sentimental y productora de sus películas- y a otro de sus fieles escuderos, Silvio Orlando. En cada una de sus secuencias, la película tiene como objetivo alegrar a los seguidores del cine de este autor de la vieja escuela, que permanece irreductible en su barricada creativa.