No soy yo, eres tú
Cuando escribimos una historia, necesitamos que los personajes tengan una serie de características que los definan; quizá los mejores nos van desvelando quiénes son mediante sus acciones. Mientras veía la serie de t’levisión ‘“Angela Black”, una especie de drama psicológico escrito por los productores y guionistas Harry y Jack Williams (“The Missing”, “Fleabag”), pensaba en cómo habían construido esta historia que nos habla de violencia machista y de la espiral de miedo y asimilación que sufren muchas mujeres que la padecen. La normalización de actitudes de dominación y control dentro de las parejas, las más insignificantes en apariencia, hace que las relaciones tóxicas sean percibidas como algo normal y que la violencia que ejercen contra nosotras pueda llegar a sentirse como un resultado provocado por nosotras mismas, si lo denunciamos se nos define como neuróticas. Es el machismo, que casi todo lo impregna, el que parece ordenar nuestros modos de relacionarnos, de estar en el mundo.
De esto habla Angela Black, de las jaulas de oro o de chatarra en las sobreviven demasiadas mujeres sin tener herramientas o el suficiente apoyo para escapar de la violencia que las daña impunemente. La trama es interesante y el elenco de actores que aparecen en la película también, entre ellos Joanne Froggatt (“Downton Abbey”), pero lo más brutal de la serie es la inquietud que genera observar cómo alguien permite, durante años, ser golpeada y maltratada psicológicamente, y guarda las apariencias para seguir adelante asumiendo la violencia como parte de su vida.