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Desmontaje


Nadie puede dudar que la cantidad de vocablos, ideas, conceptos y hasta metafísica teatral aportada por los teatristas y pensadores argentinos a nuestra cotidianeidad es bastante sabrosa y efectiva. La que me gusta más es la desmontaje. Se trata de unas sesiones que se celebran al acabar las funciones en donde se critica, se analiza, se desmonta el montaje, normalmente con la presencia de los responsables artísticos.

Llevo unas semanas empeñado en desmontar algunas ideas primarias que circulan con énfasis doctrinaria y apuntando por su exquisita manera de desarrollar la idea como fundamental. Todos bebemos de fuentes que nos inspiran o de las que plagiamos algunos párrafos o traducciones directas sin un contexto semántico apropiado que son. Nuestra muleta. Si estuve años despotricando del uso impropio sobre el concepto industria cultural referido a las artes escénicas, pues lo habitual en Euskal Herria son actuaciones sueltas, bolos, que son en puridad prototipos, respiro porque se ha abandonado esta idea neoliberal.

Ahora me irritan cuando hablan de artes vivas como si fuera la cima de lo conceptual. Y si se ponen los teóricos a levantar estructuras esotéricas sobre el arte o la creación colaborativos entro en barrena delirante. Y pregunto con demagogia asilvestrada: ¿Dónde hay más colaboración en la cadena de montaje de un automóvil o en la producción de una obra de teatro? Desmontaje artesano.