Liderazgo universal

Sigo en mis obsesiones. Me siento impelido a hablar de política trascendente. La rueda de prensa que dieron la vasca Irene Paredes y la catalana Alexia Putellas en Gotemburgo donde tarde formaron parte del equipo de la selección española que se enfrentó a la sueca, fue ejemplar. Un manual del compromiso, la razón, la severidad conceptual, la transparencia diplomática dentro de la prudencia, lo que conforma un auténtico liderazgo que excede, y con mucho, al femenino español y adquiere un valor superior en la lucha del empoderamiento de las mujeres de rango universal.

Las jugadoras no habían hablado desde el día que ganaron el campeonato. Hay un sindicato que las guía y asesora y sus dirigentes eran las portavoces del colectivo junto a los comunicados. Pero las dos capitanas tradicionales que, por cierto, estuvieron ninguneadas y apartadas de esa responsabilidad por el equipo anterior, se pusieron delante de los medios con semblante serio, en momentos hasta triste, pero con una fuerza interior que resaltaba su convencimiento en la postura adoptada. Sus palabras están grabadas. Su tono, la forma de expresarlo, el recordatorio de que el conflicto viene de lejos y que las soluciones pactadas se deben implementar ya y de manera que no quepan ambigüedades, dudas ni aplazamientos, son su legado.

Estas dos mujeres son una lección para el mundo entero. Sobre ellas operará desde este momento toda la carcundia reaccionaria, las consignas de la caverna política y mediática y los desvaríos de parte de esas redacciones deportivas con una gangrena machista incurable.