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ESCASEZ DE ACEITE

Trujales sin aceite a más de un mes de la cosecha en Nafarroa

Con el precios del aceite en cotas no vistas, las almazaras y cooperativas navarras se resisten a vender lo poco que les queda. Esperan tener aceite nuevo en noviembre. En el herrialde no se prevé mala campaña, pero su producción es minúscula comparada con Andalucía, donde la sequía no augura una normalización del precio.

Trujal de Biosasun en la carretera entre Allo y Arroniz, ya listo para comenzar con la siguiente campaña. (Idoia ZABALETA | FOKU)

A Inma Martínez apenas le queda aceite de oliva en el trujal de la cooperativa de Ablitas. Falta bien poco para que llegue la siguiente cosecha y comiencen a exprimir aceitunas de nuevo, pero andará justa para llegar. «Lo estamos dando con cuentagotas. No podemos quedarnos sin nada. Siempre tenemos que guardarnos un poco de aceite por si viene algún socio», explica. Coincidiendo con las fiestas del pueblo, a inicios de septiembre, tuvieron que deshabilitar de la página web la opción de compra a distancia, pues habían comenzado a recibir pedidos de todas partes: de Galicia, de Madrid, de León.

La actual situación, con precios jamás vistos, no les resulta para nada agradable. A Martínez le dan rabia algunas críticas por la subida que han oído por el pueblo. Pero o acompasan el precio con el resto, o el aceite les vuela. Empezaron la campaña vendiendo a cinco euros el litro de virgen extra e inhabilitaron los pedidos de la web para no dejar tirados a cooperativistas y clientes habituales -Errigora, pequeños comercios de la zona, etc.- cuando ya habían subido hasta nueve.

«Esto no es normal, no es normal. Yo no estoy acostumbrada a cobrar con tarjeta por una garrafa de 5 litros. Pero es que ahora se ha puesto en 45 euros. Mucho dinero para llevar encima... y, sobre todo, un montón de dinero para muchas familias por una simple garrafa de aceite de la cooperativa», asegura Martínez.

Nafarroa tiene oliva, aunque comparativamente no mucha. Según datos del instituto agrícola público, el Intia, su producción ronda entre el 0,3 y el 0,35% de la producción estatal de aceite. El gran gigante es Andalucía, de donde salen aproximadamente el 76% del total, dependiendo el año. Esta comunidad, por sí sola, genera el 29% del aceite de oliva de todo el mundo, superando holgadamente a toda Italia (20%), segundo país productor. Grecia y Turquía se alternan en el tercer y cuarto puesto, con la particularidad de que los griegos consumen tantísimo aceite que solo en los años buenos generan excedentes para exportar.

De esta forma, Nafarroa produce aceite, pero Andalucía fija el precio. «Nosotros vamos a comenzar a medir cómo vienen las olivas la semana que viene y empezaremos cuanto antes, pero no sabemos a qué precio estará. Si en Andalucía dijeran que a 12 euros, aquí lo tendremos que sacar así. Es de locos», explica Martínez.

Andalucía está seca. Vienen de un año horrible y la cosecha que empieza ahora se sabe que será peor, con el agravante de que han vendido, además de lo cosechado la campaña pasada, todas sus reservas de años previos. Italia vive una situación similar. Lo que cosecharán quizá ni les baste para el autoconsumo. Es una situación no vista. Y tiempos de incertidumbres son tiempos de especulación.

EL ACEITE EN NAFARROA

Según Joaquín Garnica, técnico de Intia, en Nafarroa el olivo este año sacó mucha flor y la oliva cuajó bien. La situación, por tanto, es muy diferente. Las lluvias del verano lograron que engordara la aceituna y hasta puede que la campaña se adelante. Lo cual, permitiría a los trujales (o almazaras) comenzar a trabajar y sacar los primeros litros nuevos a lo largo del mes de noviembre. Eso sí, en las últimas semanas ha llovido demasiado y, si no para, puede que esto retrase un poco la campaña.

La pega de este año ha sido el pedrisco. El de 2022-2023 ha sido el ciclo agrícola con mayor número de tormentas y granizo que ha registrado la Aemet en Nafarroa. En concreto, varias granizadas han provocado grandes daños en zonas olivareras, como en el entorno de Arroniz, en los alrededores de las Bardenas, o en la zona de Corella y Fitero. Además de los olivos, el fenómeno también ha castigado a almendros y a las vides que comienzan ahora a vendimiarse.

Según expone Garnica, son tres las variedades fundamentales de aceituna en Nafarroa. En el sur domina el empletre, propia del valle del Ebro, mientras que en la zona apta para el olivo que queda más al norte se encuentra preferentemente la variedad autóctona, llamada «arroniz», como el pueblo. La tercera en importancia es la arbequina, que se distribuye de forma homogénea.

A lo largo del territorio, además, se combinan olivos bien antiguos, muchos de ellos centenarios, con plantaciones más modernas, pues la aceituna sigue siendo una producción interesante, aunque requiere una inversión fuerte. «Todos los años se sigue plantando, pero en regadío, en el sistema de alta densidad, con olivos muy juntos formando hileras, como las viñas modernas. Hablamos de unos 1.500-2.000 olivos por hectárea. Luego se cosechan con vendimiadora».

Los trujales navarros -con la salvedad de Urzante- son más bien medianos o pequeños, en muchas ocasiones ligados a pequeñas cooperativas de pueblo. Los hay en Mendabia, Kaseda, Cascante, Erriberri, Arroniz, Monteagudo, Ablitas... Y en todos ellos el aceite escasea. Nadie quiere quedarse a cero y la mayoría eleva el precio en busca de un efecto disuasorio que no terminan de lograr. De ahí que el aceite esté subiendo tan rápidamente.

LA VISIÓN DEL PRODUCTOR

El de Kiko Fernández es un caso excepcional. Junto a su hermano, lanzó un proyecto de producción de aceite ecológico en San Isidro del Pinar, una pequeña población que se encuentra a medio camino en la carretera que une Kaseda y Zarragaztelu, en el sureste de Nafarroa.

Producen ecológico bajo la marca Bardea. En el arranque de la campaña, salieron con el litro a nueve euros -por el valor añadido de sacar la producción sin químicos- y a nueve euros lo mantienen hasta la fecha. «Estábamos más caros que el convencional, pero ahora vamos más baratos -explica este agricultor-. No he cambiado los precios. Lo que está sucediendo no es justo. Los insumos no han subido de esa manera y lo que está sucediendo no le va a venir bien a nadie».

La de los hermanos Fernández es una producción pequeña, moderna. 18 hectáreas de arbequina y picual. Suelen dar unos 18.000 litros, pero varía cada año. No es volumen suficiente para tener trujal propio, de ahí que expriman en la almazara de Kaseda, que les cobra un tanto por esa tarea. Llevan sus olivas, las prensan y se traen de vuelta el aceite que luego ellos embotellan y venden con su etiqueta.

«Olivos en esta zona ha habido siempre, pero muchos están descuidados. O no se recogen o los lleva gente jubilada para el autoconsumo. Agricultores que tratemos de ganarnos la vida con esto somos muy pocos», dice Fernández.

La redacción de este reportaje atrapa a Eusebio Gainza de viaje en Jaén, visitando una cooperativa aceitera con la que tiene relación Biosasun, su cooperativa ecológica de Lizarraldea. Aprenden los unos de los otros a aprovechar al máximo sus olivares desarrollando, además del aceite, productos de higiene personal o alimentación saludable. «En Andalucía esta campaña no va a haber nada. A nuestros amigos de allá no les queda. De verdad que no sé qué va a pasar», confiesa el agricultor navarro.

Al igual que le sucedió a Fernández, en Biosasun arrancaron con su producción en ecológico en el entorno de los 8 o 9 euros. Mientras que el virgen extra no ecológico se ha disparado, ellos prácticamente mantienen el precio. «Me consta que ahora hay algunas cooperativas que están teniendo que vender el aceite a sus propios socios al mismo precio o incluso por encima de lo que tenemos nosotros», asegura.

También en Biosasun frenan la salida de los litros que les quedan. «Aceite nos queda muy poco. Recientemente nos han entrado dos pedidos grandes. Apenas queda aceite en ninguna parte. Hace año y medio estuvimos en una feria en París con el Gobierno navarro. Nadie de los que conocimos allí se ha acordado de nosotros hasta hoy. Ahora nos llaman de todas partes, pero hasta que comencemos la cosecha no tenemos para vender», explica Gainza.

La perspectiva en Biosasun para la próxima campaña, para la que faltan apenas unas semanas, es que será bastante mejor que la anterior, aunque eso no quiere decir que vaya a ser buena. La pasada solo produjeron el 20% de un año ordinario. Esta vez, aun descontando los daños de las pedregadas, confían elaborar más del doble. «Embotellamos primero para Errigora, que eso lo tenemos apalabrado de otros años. Después de ellos, irán los demás», asegura Gainza en referencia a la campaña que realiza esta iniciativa de fomento del euskara y de la que también participa Bardea y la cooperativa de Ablitas.

Es esta preocupación por los clientes habituales, aquellos de los que dependen para sacar la producción todos los años, la que atenaza a los trujales y cooperativas navarras. Todos trasladan lo mismo: unas ganancias extraordinarias en un año atípico de poco les va a valer, si por el camino caen los que les han salvado en ocasiones anteriores. También temen que la gente cambie su alimentación y deje de consumir. «Por eso esto no beneficia a nadie. Ni es buena para el agricultor, ni es buena para el que consume», afirma Gainza.

Garnica, el técnico del Intia, advierte de que cuando el precio del aceite de oliva sube, el consumo se retrae. «No se trata únicamente que la gente sustituya el virgen extra por otros aceites. Lo que se ha visto en otras ocasiones es que, cuando se dispara el coste, el sumatorio de litros de oliva y girasol disminuye», constata el experto. Las explicaciones probables son un cambio en la dieta o, quizás, «que la gente empieza a reutilizar el aceite y lo cambia con menos frecuencia».

Que la situación no va a normalizarse con la siguiente recogida es algo que el técnico tiene claro. «El ciclo reproductivo del olivo se ha cerrado ya. Esta cosecha en Andalucía va a ser un desastre. El tsunami de precios es probable que se mantenga. El día que haya una campaña medianamente normal en Andalucía, esto se soluciona rápido. Mientras, es imposible», vaticina.