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Syriza gira hacia la socialdemocracia con la elección de Kasselakis

Empieza el cambio. Nadie lo esperaba, al menos de esta forma: Stefanos Kasselakis, un «outsider» que apenas llevaba un mes en la militancia de Syriza, venció el domingo en las primarias, tras derrotar en segunda ronda a la línea continuista representada por Efi Ajtsioglu.

Stefanos Kasselakis, saluda a sus seguidores tras ganar las primarias de Syriza. (Aris MESSINIS | AFP)

Syriza, la formación que encumbró las esperanzas de cambio en la izquierda europea durante los años de la crisis económica, perdió casi la mitad de su apoyo electoral en las elecciones celebradas este verano en Grecia. Entonces, su líder, el carismático Alexis Tspiras, decidió dimitir. Las quinielas apuntaban a que su sucesora sería Efi Ajtsioglu, que había sido ministra de Trabajo y que contaba con el apoyo de los primeros espadas de Syriza. Sin embargo, Stefanos Kasselakis sorprendió en la primera ronda al conquistar el 45% de los apoyos. Favorito el domingo, en la segunda ronda confirmó las ansias de cambio de los y las militantes y obtuvo el 56,7% de los votos.

Kasselakis es el primer líder de Syriza tras la era de Alexis Tsipras. Hijo de una familia de armadores adinerada que empezó a pasar apuros económicos y que emigró a Estados Unidos cuando él tenía 14 años, Kasselakis tuvo que criarse a miles de kilómetros de Atenas, el centro político de Grecia, y su caso refleja el ascenso y la importancia de la diáspora griega, especialmente prominente en EEUU y Australia. Formado en la Escuela de Finanzas de Universidad de Pensilvania, colaboró en 2008 en la campaña para las primarias presidenciales de Joe Biden, y, en 2009, con 21 años, fue contratado por Goldman Sachs. Allí, según relató, constató «la arrogancia que trae el dinero», por lo que renunció a su puesto.

Este empresario de 35 años residente en Miami es homosexual, algo que no ha pasado inadvertido en Grecia y que el propio Kasselakis ha mostrado con total naturalidad, y parece representar un progresismo en línea con el ala izquierdista del Partido Demócrata estadounidense encabezada ideológicamente por Bernie Sanders. Liberales respecto a la orientación sexual, pacifistas, revisionistas, capaces de vivir en el capitalismo, siempre que tenga un sistema social de protección. Un socialdemócrata, en resumen.

Este currículo de Kasselakis levanta ampollas entre algunos militantes de Syriza, y el ala más izquierdista ya ha mostrado su disconformidad: el exministro de Finanzas Efklidis Tsakalotos no felicitó a Kasselakis tras su contundente victoria y le acusó de entregarse a la «pospolítica superficial impulsada por las redes sociales». Un primer gesto que aventura posibles escisiones.

DOS CORRIENTES

Syriza llevaba años sin saber si escorarse a la izquierda radical o hacia la socialdemocracia, una indecisión que han aprovechado sus rivales políticos. Probablemente trataba de abarcar las dos esferas, porque con la unión de ambas corrientes consiguió sus éxitos electorales. Lo que ha cambiado en este tiempo es la balanza de fuerzas: hace una década el componente izquierdista era mayor y los socialdemócratas estaban de acuerdo con ideas tan radicales como decir «no» a la Troika y su rescate; actualmente, en cambio, esos votantes que fluctúan entre posturas radicales y moderadas ocupan el centro.

En mundo inestable y condicionado por las crisis económicas y las guerras, hasta Syriza gira a la derecha. Eso sí, ahora tendrá que enfrentarse a un Pasok, la formación socialdemócrata de referencia, que sucumbió con la crisis económica de 2008 y que experimentó una recuperación en los últimos comicios. Nikos Androulakis, su líder, aseguraba que nunca pactaría con Alexis Tsipras. Ahora el liderazgo ha cambiado y una alianza con Kasselakis es factible. La cuestión es quién la encabezará y si será suficiente como para derrotar al derechista Kyriakos Mitsotakis, que cuenta con un granero de votos estable.