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CRÍTICA: «VIDA PERRA»

La vitriólica venganza de los perros olvidados


El firmante de “Barb y Star van a Vista Del Mar” prolonga una senda un tanto olvidada y que derivaba en los territorios del humor de calibre grueso pero elaborado mediante medidas dosis de mala leche inteligente. Una comedia escatológica y políticamente incorrecta que nos recuerda, por su cercanía en el tiempo, a la no menos vitriólica “La fiesta de las salchichas” y que se esmera en torpedear las películas familiares protagonizadas por perros simpáticos y humanos afables. En su trastienda, “Vida perra” cuenta con un ácido comentario social de corte definitivamente adulto, pero dirigido al sector adolescente. Es decir, que en esta ecuación queda elimando el público infantil.

Para subrayar todo ello, el argumento fija su objetivo en una amable producción Disney del 63 titulada “El viaje increíble”, en la que dos perros y una gata compartían un largo viaje para reencontrarse con sus respectivos amos.

Will Ferrell aporta su voz a un pequeño perro doméstico que tiene la mala suerte de tener un amo que lo odia y que vive a cuenta de su madre. Dicho personaje se emplea a fondo en intentar que su mascota se pierda, hata que finalmente lo consigue. De esta forma el que fue olvidado, topa con un perro callejero -la voz pertenece a Jamie Foxx- que le guiará en su nueva vida.

Junto con sus nuevos compañeros, el pequeño perro urdirá un plan que tiene como objetivo literal regresar a casa de su amo para arrancarle el pene a mordiscos. Con estos mimbres, la película cuenta con un buen puñado de secuencias en las que se priman los diálogos en torno al sexo, la estupidez humana y demas cuestiones que jamás fueron tratadas en películas como, por ejemplo, “Beethoven”.