Entidades que representan a más de 2.000 mujeres del Estado español -englobadas en la asociacion CIMA- se dieron cita ayer en el Museo San Telmo para una puesta en común de las iniciativas que están desarrollando para la aprobación de protocolos que garanticen un sector cinematográfico sin abusos sexuales.

La víspera la pinacoteca había sido testigo del debate sobre los problemas suscitados en torno a los estereotipos de género y a la discriminación.

La abogada catalana Carla Vall i Duran, la actriz valenciana Ana Gimeno -activista sindical- y la coordinadora de intimidad vizcaina Maitane San Nicolás protagonizaron la mesa redonda moderada por la presidente de la asociación DAMA, Virginia Yagüe.

Posteriormente, el exterior del museo escenificó la unión de todas las mujeres del sector en la tradicional foto de familia realizada con todas.

EXPERIENCIA EN PAÏSOS CATALANS

Las mujeres trabajadoras del sector de Països Catalans van por delante en cuanto a la aprobación de protocolos. Vall i Duran y Gimeno dieron cuenta de los pasos dados, lentos pero firmes. «Queremos dar los pasos caminando, no corriendo», advirtió la abogada, quien se ha encargado de defender a las víctimas en varios casos de acoso sexual que han saltado a la opinión pública en el Estado español.

Cuantificaron en un 8% el porcentaje de denuncias realizadas por mujeres en el ámbito cinematográfico. «Queremos llegar al 0%», señalaron.

Según explicaron Vall i Duran y Gimeno, el acuerdo en torno a cada uno de los documentos firmados en Catalunya y Valencia ha sido fácil. «Y los consensos alcanzados son de máximos», incidieron.

La cuestión es cómo garantizar su cumplimiento. «Nuestra labor a la hora de aprobar el protocolo es cerrar grietas para evitar posibles fugas. Es mejor llevar a cabo un proceso y no dejar a nadie en el camino», recalcó Vall i Duran. «La cuestión es hasta dónde están dispuestos a llegar los sindicatos», señalaron.

Miedo. Las tres ponentes recalcaron el temor a la denuncia de las víctimas. «No estamos peor que en otros sectores, pero en el audiovisual se da más el abuso de poder», señalaron.

NO SEXUALIDAD, SINO PODER

«El abuso no está relacionado con la sexualidad, sino con el poder. No hemos introducido la problemática, sino que la hemos visualizado. Lo que ha cambiado es la sanción social. Pretendemos remover la idea de que no es algo difuso, de que no hay zonas grises, sino que el ejercicio de poder es unidireccional», remarcó Vall i Duran.

«Todas las actrices que conozco han sufrido algún tipo de abuso», dijo Gimeno al respecto, en un intento de realizar un diagnóstico de la realidad imperante.

Maitane San Nicolás ejerce de coordinadora de intimidad en rodajes. Su labor es asegurar un clima de confianza y seguridad para las intérpretes, protagonistas de escenas de intimidad y de carácter sexual en la gran pantalla. Su profesión es incipiente aquí. «Estoy en el barro, viendo dinámicas de poder. Son situaciones en las que los actores viven situaciones de alta exposición y alta vulnerabilidad. El objetivo es que no digan ‘sí’ cuando quieren decir ‘no’ o ‘no lo sé’; mi frustración es no poderlo conseguir siempre».

La bilbaina es testigo en numerosas ocasiones de abusos de poder no en el set, donde ella desarrolla su trabajo, sino fuera de él. «Yo soy capaz de detectarlos, pero no puedo hacer nada. Hay veces que parezco la policía en el rodaje», confesó. «Tu labor es fundamental en la prevención, ya que el protocolo entra en juego una vez ha tenido lugar el acoso», le indicó Gimeno.

San Nicolás contó los intentos realizados por las 4-5 colegas de profesión del Estado español en procurar formación para las que llegan al sector.

Las integrantes de (H)emen, asociación de mujeres del audiovisual y artes escénicas en Euskal Herria, escucharon con atención todos los testimonios de ayer de cara a la redacción de protocolos similares a los logrados en los Països Catalans para un futuro. «Queda mucho por hacer, el camino es muy largo», advirtieron al respecto.