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El CSN visita Garoña, que podría albergar residuos hasta el año 2073

Una delegación del CSN visitó ayer la central de nuclear de Garoña, en fase de desmantelamiento, un proceso que finalizará dentro de diez años. El Almacén Temporal Individualizado (ATI) podría albergar residuos nucleares hasta 2073.

Responsables del CSN y de Enresa, ayer en Garoña. (CSN)

Una delegación del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), encabezada por su presidente, Juan Carlos Lentijo, y los consejeros Francisco Castejón y Elvira Romera, visitó ayer la central nuclear de Garoña, situada en el Valle de Tobalina, en el norte de Burgos, cerca de la frontera con Euskal Herria.

Según informó el CSN en un comunicado enviado a los medios de comunicación, la delegación del consejo fue recibida por el presidente de Enresa, José Luis Navarro, y por el director de la instalación, Manuel Ondaro, con quienes pudieron hablar sobre los trabajos de desmantelamiento, autorizados el pasado verano.

Las labores se dividirán en dos fases. Durante la primera, que se extenderá hasta el año 2026, se desmontarán los sistemas, estructuras y componentes del edificio de turbina, y se acometerán las modificaciones de sistemas e instalaciones necesarias para la gestión de los residuos nucleares resultantes. Además, se evacuará el combustible desde la piscina hasta el almacén temporal de la central.

La segunda fase, comprendida entre los años 2027 y 2033, abordará el desmantelamiento final de los edificios de carácter radiológico, continuando con las descontaminaciones, desclasificaciones y demoliciones, para, finalmente, concluir con la restauración del emplazamiento.

En palabras de Lentijo, «vemos un proyecto factible, viable y, sobre todo, destacamos que se puede ejecutar respetando las normas de seguridad, tanto para los trabajadores, como para la población en general y el Medio Ambiente».

RESIDUOS RADIOACTIVOS

El CSN sostiene que este tipo de visitas dan «la oportunidad de impulsar proyectos estratégicos como es el caso de la gestión de los residuos radiactivos», un problema no resuelto en el Estado español.

De hecho, los responsables del consejo tuvieron la oportunidad de visitar ayer el Almacén Temporal Individualizado (ATI) construido para albergar el combustible irradiado de la central nuclear de Garoña.

El primer contenedor de combustible gastado se depositó en julio de 2022, y podría permanecer ahí durante décadas. En concreto, se estima que el ATI de Garoña, con capacidad para 49 contenedores, funcione hasta el año 2073, cuando se espera que esté operativo el almacén definitivo de residuos, el llamado Almacén Geológico Profundo.

Alberto Frías, presidente de Lurra y portavoz de Araba sin Garoña hasta su disolución tras el cierre de la central nuclear, alertó el pasado mes de julio que «de facto estamos hablando de que Nuclenor nos deja en herencia un cementerio nuclear, que a día de hoy tiene poco de ‘temporal’, ya que no existe alternativa de almacenamiento alguna. Cementerio nuclear improvisado para tiempo indefinido con los peligros que conlleva».

«Es impúdico que la actual legislación permita que empresas como Iberdrola, con beneficios escandalosos, no se hagan cargo del coste de desmantelamiento de sus instalaciones y, además, se hipoteque el futuro de la zona con un cementerio nuclear que no estaba previsto, por la incapacidad de dar salida a los residuos radiactivos. Se demuestra una vez más que la energía nuclear sólo es rentable para unos pocos pero no para la sociedad en su conjunto», manifestó.