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Nos llaman izquierda blanca y nos ofendemos


Soy una persona antirracista, blanca, paya y con nacionalidad. Desde esa posición manifiesto esta opinión. Nos llaman izquierda blanca porque, tal y como recoge el comunicado sobre elecciones del 23J, firmado por numerosas organizaciones de personas gitanas, migrantes y racializadas: «Denunciamos que no existe un compromiso manifiesto de los partidos políticos, supuestamente aliados, con el antirracismo... las plataformas electorales llevan, con tibieza, algunas demandas genéricas que no tienen incidencia estructural en las políticas institucionales… encontramos en algunos programas electorales algunas referencias en materia de extranjería y atención a la migración que resultan retóricas y superficiales porque ignoran completamente la atención a la diversidad racial en este territorio o las relaciones internacionales que provocan violencia, muerte y desplazamientos masivos; sin hacer alusión al saqueo y expolio de recursos en el Sur global, a la participación de España en el tráfico de armas o la gestión criminal de la frontera sur europea». Cabría añadir también, en las elecciones generales, autonómicas y municipales, ¿cuántas personas gitanas, migrantes o racializadas fueron candidatas en las listas de los partidos y coaliciones denominadas progresistas o de izquierda? ¿Cuántos mítines dirigidos a personas gitanas, migrantes o racializadas se dieron?

Nos llaman «izquierda blanca» y nos ofendemos, pero después de las elecciones llegan los pactos y, como en Navarra, surgen gobiernos progresistas y se tienen en cuenta las cuestiones antirracistas con la creación de una dirección general de Políticas Migratorias, pero se pone al frente de ella a una persona blanca y paya. Conozco a la persona que ha sido nombrada directora general, he compartido muchas luchas sociales y antirracistas con ella y la considero capaz para desempeñar el puesto para el que ha sido nombrada, pero, hoy en día, no sería aceptado que se nombrase a un hombre capaz al frente del Instituto para la Igualdad, que se nombrase al frente de Euskarabidea a una persona no euskalduna. Parece ser que, en materia antirracista, sí resulta aceptable.

Nos llaman izquierda blanca y nos ofendemos, pero, en estos momentos, se está negociando la formación de un gobierno progresista a nivel estatal, se están poniendo encima de la mesa temas de calado político, como amnistía, derecho a decidir... pero se están obviando otros. La aprobación de la ILP para la regularización de 500.000 personas migrantes presentada ante el Congreso; la prohibición de las ilegales «devoluciones en caliente», el cierre de los CIE, la depuración de responsabilidades políticas y judiciales de los sucesos de Melilla en 2022, en los que varias decenas de personas murieron en la Valla... ¿acaso no son temas de calado, no son temas dignos de ponerse encima de esa mesa de negociación?

La izquierda tiene en su mano que dejen de llamarla «izquierda blanca», basta con que comience a desarrollar políticas antirracistas de calado. Basta con que empiece a reconocer el protagonismo de las organizaciones y de las personas gitanas, migrantes y racializadas como sujeto político del racismo.

La izquierda tiene en su mano dejar de ofenderse porque la llamen «izquierda blanca», también tiene en su mano dejar de ofender por sus carencias en políticas antirracistas.