La voz de múltiples orlandos

Paul B. Preciado aborda en este su primer largometraje un muy interesante ejercicio creativo en el que carga de manera clara y contundente contra los estereotipos y atributos atávicos del poder en general y sobre todo los fomentados por el sistema patriarcal.

A lo largo de este su manifiesto filmado, el filósofo, escritor y activista queer plantea una carta de amor dirigida a Virginia Woolf en la que le recuerda que la sociedad está comenzando a despertar de su letargo y que su célebre personaje literario Orlando -aquel que comenzó siendo un hombre y acabó transformándose en una mujer- se propaga a lo largo y ancho de la sociedad adoptando múltiples caras y facetas. Para ello, el director se ha servido de diferentes voces y personalidades de la cultura trans, 25 en total, de distintas procedencias y edades que van comprendidas de los 7 a los 70 años.

UNA MIRADA CALEIDOSCÓPICA

A través de este extenso mosaico, las secuencias se alternan en camaleónicas declaraciones de principios en las que “lo raro” se revela como un estado saludable y liberador. A través de esta, su inteligente revisión de la novela de Woolf -en la que juega con el propio sentido del original literario-, Preciado aporta una mirada a través de un caleidoscopio de experiencias que exploran la transición de género no solo como una mera producción de identidad, sino también como un viaje transformador.

“Orlando, mi biografía política”, además, suma multitud de referencias al cine underground queer creado por Kenneth Anger, Jack Smith, Jesús Garay o Ashley Hans Scheirl, entre otros, y deja una ventana entreabierta por la que se cuela, de manera muy evidente, el siempre necesario espíritu rupturista de Jean-Luc Godard, lo que se traduce en una alteración entre el documental y la ficción.