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MEDIO AMBIENTE

Petronor pretende meter residuos de incineradoras en materiales de obra

Petronor quiere crear una planta que recoja todas las cenizas y escorias de las incineradoras, elementos calificados como peligrosos, para trasformarlas en otro residuo, que todavía no tiene el calificativo correspondiente, y que pretende que se pueda utilizar para meterlo en edificios a través del hormigón, baldosas, bordillos, mampostería, o en relleno de obras públicas.

Imagen del puerto de Bilbo, donde Petronor propone instalar su nueva planta. (Luis Jauregialtzo)

 

El Boletín Oficial del País Vasco publicó el pasado 5 de setiembre un «anuncio del Director de Calidad Ambiental y Economía Circular, por el que se somete a información pública el proyecto técnico y estudio de impacto ambiental presentado por la empresa Petróleos del Norte, S.A. (Petronor) para la actividad de fijación de CO2 para la valorización de residuos en eco-áridos, en el término municipal de Zierbena (Bizkaia)».

¿Qué significa eso? Pues que Petronor quiere recoger todas las cenizas y escorias de las incineradoras, elementos calificados como peligrosos, para trasformarlas en otro residuo, que todavía no tiene del Ministerio el calificativo correspondiente, y que después pretende que se pueda utilizar para meterlo en edificios a través de bloques de hormigón, baldosas, bordillos, mampostería, o en relleno de obras públicas.

Hay quien lo ve como un intento de coger los residuos de las incineradoras y meterlas debajo de la alfombra que, en este caso, sería todo el territorio, y todo ello sin saber -al menos todavía- qué características y peligrosidad tendría este «eco-arido» que saldría de la planta que Petronor pretende levantar en el Puerto de Bilbo, en el término municipal de Zierbena.

RESIDUOS PELIGROSOS

En la documentación remitida por Petronor al Departamento de Arantza Tapia anuncia que pretende desarrollar «una actividad centrada en la fijación de CO2 para la valorización de residuos en eco-áridos», que enmarca dentro de la «economía circular».

La empresa señala que «gran parte de la materia prima (residuos) de la nueva planta procederá de instalaciones térmicas (incineradoras, etc.), consistiendo ésta en cenizas-escorias de incineradoras de RSU o instalaciones de combustión (APCr), principalmente». Explican que hay incineradoras trabajando todo el año a menos de 100 kilómetros de donde pretende instalar su planta. Y hay más en «Asturias, Cataluña, Madrid, Galicia, Zaragoza, etc».

Hasta quince de los residuos que se pretenden llevar al Puerto de Bilbo tienen la calificación de «peligrosos», según se recoge por parte de la propia Petronor.

Esos residuos «serán transportados por carretera usando camiones cerrados tipo cisternas». Existe el riesgo de que se produzcan «emisiones al aire» de «partículas sólidas» en «la operación de carga-descarga de residuos en los silos de almacenamiento y al almacenamiento y manipulación de materiales pulverulentos».

Se explicita que, por ello, «la carga-descarga de residuos se realiza de manera automática desde el camión cisterna cerrado a los silos a través de una tubería de llenado. Está previsto que los silos se doten de filtros para captar y depurar las posibles emisiones difusas de polvo durante su carga de estas materias».

«UN NUEVO MATERIAL COMERCIAL»

Según Petronor, el objetivo del proceso «es fijar el CO2 generado en las instalaciones industriales de Petronor, para transformar un residuo generado en instalaciones térmicas de nuestro entorno en un nuevo material comercial». Así, se reduce el envío a vertederos de estos residuos de las incineradoras y, a la vez, la extracción de materiales de cantera.

¿Pero, cuál es ese nuevo material? Pues no se sabe. Lo que se ha publicado sin censura es que será un «ecoagregado (reciclado) que se va a utilizar en el sector de la construcción evitando la extracción de áridos naturales en canteras», por ejemplo en obras públicas, pero también en la elaboración de elementos prefabricados de hormigón, baldosas y mampostería».

Pero, por lo visto, Petronor no dispone todavía de los permisos necesarios, puesto que admite que «está trabajando en disponer la documentación que acredite el fin de la condición de residuo para el material producido de acuerdo al artículo 5 de la Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular». Y, además, ha pedido que no se publiquen los estudios técnicos que pueden acreditar la condición de residuo del producto que generará.